El Reino Olvidado

Este diario es la crónica de un país olvidado, el seguimiento de su huella histórica, cultural y artística en España y en Europa.

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Lugar: Bergidum, Asturia, Spain

ex gente susarrorum

viernes, noviembre 24, 2006

Valles de Benavente

Alrededor de Benavente se sitúa un conjunto de valles que tie­nen características comunes. Limitan con Sanabria y la Carballeda por el oeste; la Tierra de Campos por el este; al norte están las tierras de La Bañeza, el Páramo leonés y los Oteros, y al sur las Tierras del Pan y del Vino. Hay que considerar estos valles como una continuación de las tierras de La Bañeza, con vegas más exten­sas y zonas llanas o mesetas entre ellas. Hacia el río Esla confluyen el Órbigo, el Tera y algunos de sus afluentes.

Los materiales son una continuación de las Tierras de la Bañeza; la piedra aparece en la parte baja de los muros, sobre ella se sitúa el barro en forma de tapial, rematando casi siempre en adobe. En construcciones del valle del Órbigo hemos visto entramado entre el adobe; las cubiertas son de teja. En los pueblos del norte de la comarca la piedra adquiere un mayor protagonismo, llegando a ocupar toda la planta baja.

Los edificios de esta comarca son, igualmente, una continuación de las tierras limítrofes leonesas, la casa agrícola con patio o corral por el que se accede a las dependencias auxiliares, construcción a la que ya hemos hecho referencia. Todos los edificios que forman el conjunto de la casa agrícola se organizan alrededor del patio, marcando por su número y tamaño el nivel económico de la fami­lia. Dominan las poblaciones los edificios de dos plantas, con la cocina, sala y comedor abajo, además de la bodega, y los dormito­rios arriba; la panera y los almacenes se pueden encontrar o repar­tir por ambas plantas. Un tipo interesante es el que sitúa el portón y la puerta de acceso a la vivienda una junto a la otra. Son escasos los ejemplos de casas de planta baja.

La casa da al patio mediante un corredor o solana, que en algu­nos casos llega a formar ángulo; debajo de la solana aparece un pórtico formado por los pies derechos sobre los que se sustenta; al patio se abren todas las dependencias. Destaca lo que hoy suelen llamar cocina de matanza, por usarse ahora para estos menesteres; es la cocina antigua, la de suelo, y en ella se hace fuego para curar la matanza que se cuelga en el techo, del que ha desaparecido, en muchos casos, la campana de la chimenea. Las cuadras suelen tener una entrada directa desde la calle y otra desde el patio o corral. El pajar va sobre la cuadra y puede llegar a ocupar la parte superior del portalón de entrada, quedando entonces el boquero para meter la paja encima del propio portón.

Las bodegas se sitúan generalmente fuera de las casas, excavadas y agrupadas en una ladera. (Se analizarán en el apartado de cons­trucciones singulares). Hay agrupaciones interesantes y su conser­vación es desigual. En algunos pueblos el conjunto de bodegas es seña de identidad. Los palomares se sitúan en el entorno de los pueblos, en número no muy alto, siendo de planta cuadrada o rec­tangular y cubierta a un agua. Se repite una decoración hecha con ladrillo en el remate del tejado.

Territorialidad

En el valle de Valverde, alrededor del río Castrón, se sitúan diversas poblaciones en las que podemos encontrar todas las carac­terísticas apuntadas anteriormente. Hay que señalar el predominio el tapial sobre el adobe, algún recerco de ladrillo alrededor de ven­tanas y puertas, tejadillos sobre las puertas y portalones y grandes chimeneas. Destacan Mózar, Navianos, Santa María y Morales de Valverde.

En Villaveza de Valverde se levanta un conjunto de palomares, la mayor parte de ellos arruinados, en los que aún podemos ver la interesante decoración de la cumbre del tejado. En el interior del pueblo se conservan tapias protegidas con bardas.
La piedra aumenta en Villanueva de las Peras, llegando en algu­nos casos a la mitad de la planta baja. Hay portalones protegidos por muros salientes de la fachada y hornos de barro exteriores e interiores, con tejadillo protector sobre pies de madera.

Los pueblos del valle del Tera, a la vera de la carretera de Galicia, han sufrido el influjo de ésta y mantienen en pie escasos ejempla­res de arquitectura popular. Sólo en Santa Croya y Camarzana vemos edificios tradicionales; en el primero destaca un horno semicilíndrico de piedra y adobe y en el segundo hay corredores exteriores, por lo general bastante deteriorados, y chimeneas de gran tamaño.

En torno al Arroyo de la Almucera se configura el valle de Vidriales, un territorio algo más seco que los anteriores. Santibáñez de Vidriales es una población amplia con calles más bien anchas, típicas de territorios llanos. Aparece con fuerza el corredor exterior, con ejemplares de gran tamaño, bastante dete­riorados o arruinados, en los que se conservan aparecen balaústres. Hay una doble galería superpuesta. Rosinos de Vidriales, junto a un importante yacimiento romano, levanta un caserío con más piedra en sus muros, que llega en algunos casos a ocupar toda la planta baja; además encontramos algunas galerías exteriores arrui­nadas, chimeneas importantes de barro, tejadillos, tejaroces y un buen conjunto de bodegas. Fuente Encalada se sitúa en una lade­ra, sus calles son algo más estrechas y la piedra tiene mayor impor­tancia; seguimos viendo corredores exteriores e interiores y tejadi­llos sobre las puertas; las bodegas tienen portadas de piedra bastante cuidada.

Arrabalde, conocida por el hallazgo de un importante tesoro alto-medieval, tiene calles estrechas y tortuosas que se adaptan a la lade­ra en la que se sitúa, en las casas domina la piedra en la planta baja, mientras la alta es de tapial, con fuerte color rojizo; hay chimeneas muy destacadas. En Santa María de la Vega empieza a verse algún esbozo de entramado entre el adobe y el tapial de la planta alta y vuelve a aparecer el corredor exterior, pero de forma testimonial.

Mención especial merece Morales del Rey que, como las ante­riores, se adapta a un terreno más movido, al ocupar la ladera del valle. Aquí las calles se estrechan y empinan; las casas cambian de altura según la parte de la calle que ocupen, y la arquitectura popular está abandonada o arruinada, conservándose algún entra­mado sencillo en la planta superior. Las bodegas, situadas en la ladera de enfrente del pueblo, son las más importantes de toda la comarca y las mejores de la Comunidad, compitiendo con El Perdigón, localidad cercana a Zamora capital; cerca de doscientas bodegas se reparten en tres barrios. La ladera está cuajada de puer­tas, ventanas, zarceras y ventanos, la mayor parte de ellas con su tipología original y escasas construcciones disonantes. Como seña­la J. J. Fernández, en Morales del Rey

"se sigue haciendo vino por los propios campesinos, que celebran en las bodegas sus reuniones de peñas de amigos, principalmente los domin­gos, y más frecuentemente en época lluviosa. Esta utilización social de la bodega alcanza su apogeo el día de San Marcos (25 de abril), con la celebración de la Fiesta del Tortillero".

Pobladura del Valle conserva un buen conjunto de edificios agrí­colas en los que la piedra de laja adquiere protagonismo, pero el tapial y el adobe siguen siendo los materiales dominantes. Las bodegas son numerosas y semejantes a las vistas.


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