El Reino Olvidado

Este diario es la crónica de un país olvidado, el seguimiento de su huella histórica, cultural y artística en España y en Europa.

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Lugar: Bergidum, Asturia, Spain

ex gente susarrorum

lunes, noviembre 20, 2006

Tierras de León

Esta comarca recoge la zona central de las riberas de los ríos Cea, Esla y Porma, así como el curso final del Curueño, Torío y Bernesga. Es el territorio que se extiende al sur de la Montaña oriental y de la Montaña central, desde la provincia de Palencia hasta las Tierras de Astorga, estando limitado al sur por el Páramo y los Oteros.

A pesar de la homogeneidad que se produce en la comarca hay que distinguir en ella algunas zonas o subcomarcas; cada zona viene a coincidir con uno de los valles. Así tenemos la zona de Almanza, que ocupa el valle del Cea; Rueda en el valle del Esla; el Condado en el valle del Porma, los valles del Curueño, el Torío y el Bernesga, y el alfoz de León.

La composición del suelo marca los materiales que encontramos en las construcciones de esta comarca: dominan el barro, adobe y tapial, sobre una base o zócalo de cantos rodados; en la parte más al norte, la cercanía de la montaña propicia el dominio de la piedra, que va dando paso poco a poco al uso del barro; en la zona más al este el entramado adquiere relevancia, estando casi siempre relleno de adobe.

La cubierta es siempre de teja, habiendo ya desaparecido totalmente los «teitos» que hasta hace unos años se encontraban en la zona norte de la comarca.

Las casas siguen los esquemas generales de las comarcas centrales. Sin embargo hay que señalar algunas diferencias y evoluciones que se dan en los edificios a medida que se desciende por los valles. En la parte más al norte de la comarca se aprecia una influencia de las zonas montañosas; encontramos casas de corredor, en las que éste sigue siendo la referencia del edificio, casi siempre volado sobre las vigas del forjado.

Aguas abajo, la casa agrícola va adquiriendo importancia, con su patio o corral al que se abre el corredor o solana, complementándose con las cuadras, el pajar y otras dependencias auxiliares. Al sur y en las casas de alto nivel económico el corredor aparece en forma de soportal extendiéndose a alguno de los lados contiguos. Este soportal sirve para resguardar el carro y los aperos.

El patio es el centro de la vida de la casa dado que por él se comunican todas las dependencias. El acceso se realiza por un portón, unas veces protegido por un tejaroz, otras con un tejadillo sobre el mismo y también dando paso al soportal del patio. En dicho portón suele aparece en una de las hojas una puerta peatonal; en ocasiones, esta puerta peatonal se sitúa al lado del portón dando acceso directo a la vivienda.

La cercanía a las tierras palentinas produce en la parte este, en el área de Almanza, el empleo de fábricas mixtas con entramado de madera relleno de adobe, que es algo poco común en el resto de la provincia y que sólo se extiende por la zona de Rueda.

Los palomares aparecen en el norte de la comarca pero de forma meramente testimonial, extendiéndose su construcción a medida que nos desplazamos hacia el sur, siendo frecuentes los de planta redonda. Las bodegas, por su parte, sólo se hacen presentes en la parte meridional de la comarca, dado que las viñas no se cultivan en los territorios más al norte, formando, en ocasiones, interesantes conjuntos tanto por el número de bodegas como por el tratamiento de éstas.

Territorialidad

En la ribera del Cea, Calaveras de Abajo y Calaveras de Arriba mantienen un buen número de edificios de barro, generalmente adobe de un color bastante fuerte, frotesados con otro barro más rojizo, lo que proporciona un cromatismo muy agradable. Hay muros de entramado rellenos de adobe. El canto rodado de los zócalos adquiere a veces una buena altura; las vigas de los forjados asoman sus cabezas al exterior; se conservan hornos y pasadizos.

A la vera de su iglesia, del siglo xvi, Villamartín de Don Sancho levanta un caserío que aún mantiene en pie un buen número de casas agrícolas. Los muros presentan formas suaves, unas veces por el tratamiento del material y otras por el paso del tiempo que va limando las aristas; los forjados de madera asoman sus cabezas al exterior de los muros, rompiendo la monotonía del barro; junto al portalón carretal está la puerta y las chimeneas de adobe aparecen desnudas, sin la protección del ladrillo.

La villa importante de la ribera del Cea es Almanza, que tiene los soportales de su plaza totalmente renovados, lo mismo que la mayor parte de sus edificios. A medida que nos acercamos hacia Puente Almuhey empieza a aparecer la piedra en las esquinas y puertas como en Villamorisca, aunque aún quedan pueblos dominados por el barro como La Vega de Almanza, La Riba y Cebanico.

En la parte alta del Esla está el territorio de Rueda, que mantiene las mismas características. En Cubilla de Rueda se conservan aún tapias cubiertas de bardas; en Villahibiera se suele separar la puerta peatonal de la puerta carretal formando juntas una composición que ya vimos en las Riberas palentinas; en Quintanilla de Rueda y Santa Olaja de Eslonza, hay hornos exteriores y en Vidanes empiezan a verse algunas solanas en la fachada. Mención especial merece Valdealiso, que conserva un aceptable conjunto de casas en adobe bien conservadas; destacan en el lugar los encerraderos situados en los montes cercanos, uno de los cuales ha sido dibujado por J. L. García Grinda y en la actualidad ya ha sido reformado. En Villacidayo, además de algún horno exterior y chimeneas de gloria, se empiezan a ver entramados; en el interior de las grandes casas agrícolas se abren galerías sobre pies derechos. Palazuelo de Eslonza destaca por sus grandes casas agrícolas con amplio patio en el que se sitúa un pórtico corrido que llega a ocupar tres lados.

Garfín conserva buenos edificios y ofrece gran variedad de formas y detalles; podemos ver entramados, vanos pequeños, galerías abiertas a los patios, tapias protegidas por bardas, y hornos en la primera planta, tanto al exterior como al interior, con tejadillo protector, sobre postes de sustentación, abiertos, o cerrados por muretes de barro; estos hornos coinciden con la cocina antigua en la que se sitúa una campana de encestado recubierta de barro. A la entrada del pueblo hay un buen grupo de casetos de era, algunos con postes exteriores de refuerzo. San Bartolome de Rueda es una pequeña población semiabandonada que conserva, dentro de su soledad y sus ruinas, casas bajas y alguna de dos plantas en la que aparece el corredor exterior, como influencia de la cercana montaña.

La villa de Mansilla de las Mulas, amurallada en el siglo mi, es famosa por sus mercados medievales que, en cierta manera, han llegado hasta nosotros; herencia de ellos son sus plazas porticadas: la plaza del Grano, que encadena varios espacios en los que aún se conservan soportales clásicos y modernos; la Plaza de la Leña, un espacio más rectangular y la Plaza del Pozo, la más chica de las tres; las casas son, generalmente de dos plantas, con más balcones que ventanas, buhardillas en el tejado y pies de madera con zapatas, en los soportales, algunos sustituidos por pilastras de ladrillo como refuerzo de la estructura; los edificios modernos desdicen del conjunto.

Las grandes casas agrícolas, con patio o patios interiores en los que se sitúa el corredor y al que se abren todas las dependencias: cuadras, cochiqueras, cobertizo para el carro y los aperos, cocina de matanza (antigua cocina de suelo...) dominan los pueblos del entorno de Mansilla de las Mulas; encontramos buenos ejemplos de esto en Villacontilde, Valle de Mansilla y Vega de los Árboles, por encima de Mansilla de las Mulas, y en Mansilla Mayor y Villaverde de Sandoval, cerca de la confluencia del Porma y el Esla; Villanueva de las Manzanas afrece además una estructura urbanística algo dispersa y Villamoros de Mansilla conjuga grandes casonas agrícolas con interesantes soportales a orillas de la carretera, alguno de los cuales corresponde a un parador para arrieros o carreteros.

El Condado ofrece gran uniformidad. Sus casas se atienen a lo apuntado, grandes edificios agrícolas, que en casi su totalidad están reformados y encalados; ejemplo de esto son Vegas del Condado, San Cipriano y Villafruela del Condado; sólo en Villamayor del Condado hemos encontrado un buen número de casas de tapial y adobe sin remozar, con doble puerta, peatonal y carretal, y casetos de era.

En la ribera del Torío seguimos viendo solanas sobre soportal en el patio. El adobe y el tapial se asienta sobre un zócalo de canto rodado, pero aquí aparece además algo de piedra en tapias y recuadros de vanos. En Pardavé la piedra ocupa la planta baja y las esquinas del piso superior, mientras en Manzaneda ocupa sólo la planta baja o gran parte de ella, siendo el resto de adobe, con algún entramado de madera; San Feliz de Torío conserva una interesante arquitectura en la que aparecen soportales y alguna galería; en Villanueva del Árbol, estos soportales son cobertizos para el carro y los muros, de tapial, rematan en adobe.

La ribera del Bernesga no difiere de las anteriores. En la parte más al norte, la cercanía de la montaña se nota en el dominio de la piedra y la aparición de corredores, como en Cascantes, donde se conservan algunas galerías remodeladas o deterioradas, que son testimonio de que años atrás abundaban en el pueblo; La Seca, con un trazado abierto de calles amplias, también mantiene en pie algunas solanas. Santibáñez del Bernesga se asienta en una pequeña ladera, lo que marca el trazado de sus calles, algunas de ellas en cuesta; la piedra disminuye algo, viéndose mucho adobe, sobre todo en las medianerías, el ladrillo recuadra los vanos; hay algunos tejadillos sobre las puertas y galerías en los patios.

León, capital, ha perdido la mayor parte de la arquitectura popular que había en el entorno de la iglesia de Santa Ana, de la que la pícara Justina señala que es semejante a la de su pueblo, Mansilla de las Mulas; sólo se conservan algunas construcciones sencillas en los barrios de San Lorenzo, Santa Marina y el Mercado, destacando en este último la plaza del Grano, aunque muy reformada.

De toda la comarca la zona más singular es la Sobarriba, donde los edificios son de un tamaño más reducido; siguen los patios con cobertizos sobre postes y las puertas se dividen separando la puerta carretal de la puerta peatonal. La cercanía a León ha provocado la desaparición de casi toda la arquitectura popular; se salvan solo Villafeliz de la Sobarriba y Villalboñe, que conservan un buen conjunto de edificios de tapial y adobe.


Raíz Atrás

1 Comments:

Blogger Richar said...

Me encantaría poder conseguir fotografías de los soportales que había hace unos años en la calle de santa Ana en Leon...

Mi abuela vivía allí y recuerdo con cariño aquellas casas... por desgracia hace unos 20 años lo mandaron todo al c....

7:51 p. m.  

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