El Reino Olvidado

Este diario es la crónica de un país olvidado, el seguimiento de su huella histórica, cultural y artística en España y en Europa.

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Lugar: Bergidum, Asturia, Spain

ex gente susarrorum

viernes, octubre 20, 2006

Casas de Ribera

Casi media provincia leonesa es ribera o zona de su influencia. Junto al río, entre labrantíos de vega, la prosperidad agra­ria se deja sentir en la arquitectura popular.

el lugar

Cualquier vega leonesa reúne históricamente las condiciones idóneas para asentamientos y poblamientos (terrenos de cultivo, vías de comunicación, riego asegurado).

La conquista y colonización romana decreta la destrucción de la mayoría de los castros astures (situados en cerros, altozanos y lomas), trasladando a su población a las vegas de cul­tivo. Nacen así los pueblos de ribera, aunque la mayoría de los actuales tienen su origen en las repoblaciones medievales.

La casa de ribera es más frecuente en la comarca Tierras de León, Órbigo, Valdería, Valduerna, Forma y Esla medio y bajo.

Sus suelos están formados por terrenos de alu­vión (pradeño fértil y profusión de canto roda­do)

Los pueblos riberanos registran un crecimien­to sostenido hasta este siglo, cuyo censo inicia declives a partir de la década de los sesenta, aunque la emigración afecta en menor medida que en la montaña y áreas de secano histórico.

La prosperidad de estos pueblos introduce actividades complementarias a la agricultura básica y ganadería (comercio, transporte, algu­na manufactura) que afectarán en sus usos y diseño a la estructura tradicional de la casa popular.

Casas de amplitud y gran corral El agri­cultor próspero inicia imitaciones urba­nas. Crece su casa y con ella patenta su prestigio. Nuevos materiales. Nueva estéti­ca. La casa arcaica ha quedado superada.

las casas

La casa riberana es tradicionalmente casa de tapial y canto rodado con corral interior de corredor y solana. Suele disponer de cons­trucciones complementarias y adosadas.

Supone una superación técnica y constructiva de los estereotipos arquitectónicos tradiciona­les. Son, en alguna medida, casas copiadas de la ciudad o de villas que reflejan su prosperi­dad comercial.

Son casas de planta baja, superior y desván o tenada. La planta alta resuelve su ensolado con tabla sobre las vigas de madera del forja­do. En algunos casos (Campos, sur leonés) ese suelo puede plantearse con baldosa de barro. En esta planta se ubican las alcobas y alojamientos, aunque parte de su amplitud se reserva para otras estancias, trasteros o sobra­dos donde se guarda parte de cosechas y ven­dimias.

La cocina, sala o recibidor, junto a algún cuar­to, almacén o estancia complementaria, se encuentran en la planta baja.

La casa de ribera presenta en ocasiones, aun­que no es frecuente, un soportal o pórtico imi­tando el fenómeno de villas mercantiles que toma como referencia el lugareño riberano a la hora de mejorar su vivienda.
El balcón de forja suele ser un signo externo del enriquecimiento de este tipo de construc­ciones.

Sobra canto rodado en los viejos lechos fluviales. El barro cocido al sol es ahora ladrillo hecho en horno. La albañilería urbana entra en los pueblos de prosperi­dad agraria.

Los materiales

No hay material específico para hacer la casa de ribera en la que confluyen todos los gustos, formas y materiales conjuntamente. Lo común es mezclar barro, ladrillo y canto rodado, oca­sionalmente piedra canteada.

En muchas ocasiones se reutilizan materiales de anteriores construcciones o épocas, espe­cialmente en áreas cercanas a viejos monaste­rios, ruinas, iglesias derrumbadas... (piedras de sillería, dinteles, troneras).

La casa riberana refleja influencias cultas y se acerca en ocasiones al concepto de casa sola­riega o hidalga.

El canto rodado es material barato, manejable y profuso. Se acarrea fácilmente desde cualquier punto del cercano río o lecho fluvial. Para estos acarreos existían normas concejiles que obliga­ban a los vecinos a participar en la construc­ción de la casa de un nuevo matrimonio.

Lo propio es el ladrillo como apoyo del resto de la fábrica (barro tapial revocado o canto rodado armado con mortero de cal o cemen­to), aunque en pueblos donde disponen de buenos barreales arcillosos prefieren en barro y adobe a la piedra.

En las divisiones interiores se utilizó el tradi­cional encestado o costanas entablilladas y refoscada con barro. Posteriormente se dio paso al tabique de adobe.

La madera ribereña utilizada en construcción es negrillo, chopo y, en menor medida, roble.

Ribera de faenas y acarreos. No todo la construcción riberana queda reducida a la casa o casona. Arquitectónicamente, el paisaje de ribera va más allá de la vivien­da y el pueblo.

...y más

Es frecuente que en la casa de ribera, casa próspera, se alojen dependencias y activida­des que superan o complementan la actividad agraria y ganadera. Así, en su planta baja se acondiciona a veces un comercio, un almacén, bodega de venta...

Los casetos de labranza diseminados en su paisaje agrario son una constante en estos pueblos. En ellos se guardan aperos, maqui­naria, útiles y, temporalmente, parte de cose­chas.

Los molinos riberanos son también una supe­ración del arcaico molino de una sola muela, constituyéndose frecuentemente en fábricas de harina. Lo más común en ellos es el ladri­llo y el canto rodado.

Los cerramientos urbanos son de barro (tapias cubiertas por albarda de ramas y tapiñes o albardilla de sólo tapiñes). Los cerramientos rústicos son, salvo excepciones, sebes vegeta­les armadas con árbol y matorral (espino, endrino, zarza...) que han desaparecido en los lugares donde la concentración parcelaria ha sido arrasadora.

Las bodegas son frecuentes en todas las ribe­ras bajas donde la proximidad del secano per­mite la plantación de viñas.

Dispersos en el campo, aparecen palomares en las riberas del sur y majadas o apriscos de ganado ovino en montes de pastoreo.

Alma del pueblo

La casa de ribera es la primera influencia urbana en los pueblos leoneses, una adapta­ción de los gustos cultos a la vivienda tradi­cional. Se busca la calidad de materiales conjugando a la vez ladrillo, barro y canto rodado, esmerando la albañilería y consi­guiendo una estética característica con las diferentes coloraciones de sus materiales.










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