El Reino Olvidado

Este diario es la crónica de un país olvidado, el seguimiento de su huella histórica, cultural y artística en España y en Europa.

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Lugar: Bergidum, Asturia, Spain

ex gente susarrorum

martes, octubre 31, 2006

Casas de tapial

el lugar

Todo lo que no sea Montaña, Bierzo, Maragatería o Cabrera (y no enteramente) es ámbito leonés propio para la arquitectura del barro, ya sea en su modalidad de tapial (barro y grijo continuo) o adobe (ladrillo de barro y paja cocido al sol).
Más de la mitad de la provincia de León está compuesta por suelos de aluvión, areniscas y arcillas con profusión de canto rodado, morrillo y grijo, materia prima natural para la construcción de tierra.

Sus primeros habitantes conocidos fueron los astures y están documentadas construcciones castreñas en barro, conocidas ya en esta zona durante la Edad de Hierro.

Los astures ocupaban territorios más o menos boscosos (robledales y encinares), dada su agricultura arcaica y poco extensiva.

Las repoblaciones medievales significaron en León una seria deforestación para alojar a una población expansiva y creciente en los primeros siglos de Reconquista. Los bosques fueron talados para roturar tierras cíe cultivo, proporcionar madera para la construcción y como combustible.

Las primitivas casas de los páramos, mesetas bajas y riberas cubrían su barro con techos de paja (aún visibles en no pocos pueblos hasta el pasado siglo).

Desde la Edad Media en estas zonas se da preferencia a un importante cultivo, la vid, que justifica la actual proliferación de bodegas.

Sus pobladores vivieron de una agricultura de secano y de un pastoreo ovino hoy seriamente menoscabado.

las casas

Las casas de tapial son las que ofrecen una mayor variedad de tipología, dada la diversidad comarcal y cultural en la que se levantan. En su manifestación cabe desde el caseto de labranza a la mansión solariega de las tierras del sur leonés, sin eludir la fortificación o el castillo (Toral de los Guzmanes).

La casa de barro compone, por lo general, pueblos pequeños. Sólo algunas cabeceras comarcales de las zonas de influencia del tapial superan los mil habitantes.

La casa de tapial se estructura en torno al corral (con su fuente, pila o pilón, abrevadero o pozo), alma de la misma, núcleo organizativo al que abocan las dependencias agrarias (cuadras, establos, cochiqueras, palomar doméstico, caedizo, caseto de horno y la propia vivienda). Tiene dos entradas: el portón carretal para entrar con carro al corral y la puerta de la vivienda (a veces contiguas ambas).

El zaguán (portal o portalada) es fundamental; desde él parten, a un lado, los accesos a la vivienda y, al otro, la entrada a establos, almacenes y al propio corral. Es bastante común la existencia de alguna ventana principal o balconada sobre el gran portón.

La planta baja, además de las dependencias agrarias y de ganado, se compone de cocina, comedor, sala y algún cuarto o almacén, trastero. La planta alta se destina a habitaciones y alcobas (en ocasiones ceden parte para la ampliación del pajar contiguo).

En el corral existe un cobertizo para resguardar carro, aperos, leña y alguna conejera o corte de ovejas. Al corral se orienta un corredor interior con solanera y balaustrada.

los materiales

El barro es sin duda uno de los materiales de construcción de mejores prestaciones térmicas (cálido en invierno, fresco en verano). Es, a su vez, el material más barato y el más disponible. Su resistencia en el tiempo está sobradamente demostrada.
Para el tapial se eligen tierras centenales (de cultivo), que se remueven y se preparan un año antes de utilizarlas a fin de que se meteoricen y les entre el "tempero".


Las paredes y muros de tapial se levantan sobre cimientos y una primera altura de canto rodado y morrillo que preserven de la humedad. A continuación se va alojando el barro entre dos "puertas" o tableros que sirven de encofrado. La segunda planta (hasta el siglo pasado las casas de tapial eran sólo de planta baja en su mayoría) ofrece dificultades para el muro de barro seguido y en ella se emplean los adobes, obtenidos con otro tipo de barro más arcilloso, pisado en charcales o cerca de manantiales. Se elaboraban con algo de paja y finalmente se cocían al sol.
La fábrica de barro aparece muchas veces a la vista, aunque lo propio era enfoscarla o cubrirla de barro con paja a paño seguido para protegerla de la lluvia y las heladas.

La utilización colectiva del barro conferían entonces a los pueblos una unidad estética y armónica, coherencia en su conjunto urbano (aún es posible verla hoy en algunos pueblos del Valdera-duey, Cea y Tierra de Campos o los Payuelos).
La madera para entramados, cubiertas y carpintería va del roble al chopo pasando por el negrillo (hoy desparaecido).

... y más

El barro es también el material de numerosas construcciones auxiliares en todas estas zonas. Entre ellas destaca por su belleza y su variedad tipológica el palomar.
Como complemento en su día fundamental en las casas de tapial sobresale el sistema arcaico de calefeacción denominado "gloria", excavada bajo la sala principal de la planta baja. Es, para entendernos, un horno u hornilla alargado que recorre y caldea la estancia. Su material combustible es paja, ramas menudas, "hornija" (hojarasca de encinar) y todo lo que pueda arder, leña incluida.

En algunos pueblos y casas particulares se conservan una arcaica modalidad de silo subterráneo. Se utilizó también comunalmente para preservar el grano de humedades (se elegían zonas de arcilla impermeable) o para esconderlo en tiempos de guerra o depredación.

En barro se levantan casetos de labranza o de vigilancia de cultivos, majadas y apriscos para el ganado ovino, hornos, fraguas, molinos y las propias iglesias parroquiales.

La utilización del barro por la nobleza no se remite sólo a la fortaleza de Toral de los Guzmanes. El rey Enrique IV construyó con este material su viejo palacio levantado y desaparecido en la calle La Rúa de la capital leonesa.

El adobe vuelve hoy a reclamar su espacio y su inmejorable condición constructiva. Actualmente existen fábricas de adobe en el norte de la provincia de Zamora.

alma del pueblo

En el principio fue el barro. Barro hoy todavía. La mitad del alma popular leonesa se ha levantado en tapial y teja cocida, adobe y grijo, la belleza de la misma tierra. Los pueblos se unen en espíritu y color al suelo del que viven. La belleza se escribe en esa unidad. En el fondo, el barro es también de lo que estamos hechos.

lunes, octubre 30, 2006

Diferencia y concordia

Diario de León 29/10/2006
JOSÉ MARÍA MERINO

LA REFORMA del estatuto de la comunidad autónoma de Castilla y León ha puesto de candente actualidad algunos temas que, al parecer, siguen sin resolverse, o han encontrado soluciones no tan satisfactorias como deberían haberlo sido. No voy a entrar en el de la autonomía leonesa, que ciertos colectivos siguen reclamando -y que, por otra parte, desde la perspectiva de su justificación histórica y de los modelos autonómicos de otras regiones españolas, es perfectamente defendible, digan lo que digan los políticos de los partidos predominantes- sino que voy a hablar desde la actual situación territorial, desde el marco de la autonomía castellana y leonesa, castellanoleonesa o como quiera que deba llamársele, que lleva ya más de cuatro lustros de existencia.

No hace mucho que, con motivo de un incidente de acumulación de neumáticos viejos en ciertos puntos de la provincia, un ejecutivo de la Junta de Castilla y León reprochaba a las autoridades leonesas -municipios, Diputación¿- una aparente dejación de responsabilidad en el asunto, que al parecer sería usual en León. Si ese ejecutivo visitase León con la frecuencia con que yo lo hago, no le extrañaría tal dejación, si es que es cierta. Yo sospecho que León se siente en muchos aspectos administrada «desde fuera», a la pretoriana, y no protagonista de su propia gestión, y que eso puede llevar consigo actitudes de abandonismo que no serían sino indicio de una posible desmotivación, por no llamarlo desmoralización, colectiva. Ya he señalado en otra ocasión que, a mi entender, León está impregnado de una difusa conciencia de mengua progresiva 1397058884 León menguante 1397058884 desde que fue integrado en el actual marco territorial. No voy a analizar si está justificada esa impresión, como tampoco voy a entrar en temas demográficos, industriales o de reparto de poder institucional, sino simplemente en lo histórico-cultural, en la manera cómo León se define ante la mirada que pudiéramos llamar «oficial» de la comunidad administrativa y territorial superior en la que está integrada. Se ha suscitado en León, hace poco, la sorpresa de comprobar cuál es su papel en los libros de texto que sirven para que los escolares de la comunidad autónoma estudien historia: prácticamente, el Reino de León no ha existido -ya estamos acostumbrados a que se hable de « la parte occidental de la comunidad» -, y la entidad de lo «castellano-leonés» se remonta a la época romana, nada menos. Está en los quioscos la separata de cierta revista de Historia que ha iniciado una serie sobre la historia de España, con abundante publicidad institucional de la Junta de Castilla y León: el texto está plagado de reticencias hacia León, y hasta de ocultaciones, pero cuando los leoneses de mi generación leemos que los personajes epónimos de la comunidad son el Cid, Fernán González, Isabel la Católica, Santa Teresa de Jesús y Alfonso X el Sabio, no podemos dejar de recordar la doctrina que nos enseñaba el profesor de Formación del Espíritu Nacional cuando éramos escolares y existía el Frente de Juventudes. Y cuando se señala Las Médulas como uno de los cinco monumentos artísticos -repito, artísticos- más relevantes de la comunidad -los otros son la catedral de Burgos, el acueducto de Segovia, las murallas de Ávila y la plaza mayor de Salamanca- no tenemos más remedio que quedarnos un poco perplejos.

Creo que ha llegado el momento de profundizar en el debate sobre lo que pudiera ser la identidad o personalidad histórica y cultural de la comunidad de Castilla y León. Cuando el ente se creó, muchos pensamos que, en un territorio que procedía de tan venerables como diversas raíces históricas, habría sensibilidad de sobra para saber armonizarlas y respetarlas a todas. A mi juicio, la comunidad de Castilla y León es un territorio de diferencias, plural, como se diría en el lenguaje político contemporáneo. Integra, al menos, tres personalidades históricas y sensibilidades culturales diferentes: por un lado, la que corresponde a lo leonés, que además está vivo, como conciencia lúcida, desde luego en León y no sé si en Zamora; por otro lado, la que corresponde a lo castellano, que creo que también está bien vivo en Segovia y Burgos, y bastante en Soria y Ávila, por lo menos; hay, en tercer lugar, un sentimiento «castellano-leonés», que pertenece a una hibridación histórica y sentimental más marcada por lo castellano que por lo leonés, y que se encuentra radicalmente vivo en Valladolid, y vivo en Palencia y acaso Salamanca.

Si se pretende que la comunidad de Castilla y León tenga un desarrollo armónico en lo cultural, y que como entidad con vocación estable no suscite reparos e incluso repulsas en alguno de sus miembros, tiene que procurar que se armonicen y cultiven esas diferencias sustantivas: asumir y respetar el antiguo Reino de León como parte indispensable de la memoria histórica, asumir y respetar que Burgos es la Cabeza de Castilla, permitir que cada comunidad cultural tradicional mantenga sus particularidades, e incluso fomentarlas. Pretender que se imponga la uniformidad general a través de una especie de agresiva kulturkampf financiada con dinero público, es el camino equivocado, y su resultado aumentará, entre otras cosas, la atonía comunitaria que esta autonomía muestra frente a las demás. Creer que la comunidad de Castilla y León tiene que construir una identidad nueva a costa de la «condenación de la memoria» de algunas de las regiones que la integran, y en especial de la de León, es un grave error si se hace sin mala fe, pero si detrás hay un designio político meditado, es una burda y culposa falsificación, más propia de otros tiempos de delirios imperiales que sería mejor olvidar para siempre.

Asumir la pluralidad de la comunidad, lo palpable de sus diferencias, lo natural de su descentralización, sería un acto de justicia y de sentido común, un reconocimiento de la verdad histórica y, desde luego, la muestra de un espíritu de conciliación y concordia. Además, tener a gala los diferentes ancestros y los matices de la realidad actual, enriquecería claramente a la propia Comunidad, a no ser que se conciba desde un rígido centralismo de cuartel.

Tal como están las cosas, no es raro que en León, más de dos décadas después de la instauración de la nueva organización territorial -en las que la administración del Partido Popular ha sido hegemónica-, persista un sentimiento de humillación entre mucha gente, sobre todo la más joven, y se tenga la idea de vivir un periodo de permanente menosprecio y hasta de acoso, que no se aplaca construyendo el Musac o el Auditorio, aunque algunos políticos y agentes culturales así se lo hayan creído.

viernes, octubre 27, 2006

Horreos

Toda la montaña leonesa es patria del hórreo. Clima y vida lo exigen. Es sagrado guardar lo poco que ofrece la tierra montañesa y sus ganados.

el lugar

Desde las últimas estribaciones occidentales de la cordillera Cantábrica (Aneares, Fornela) hasta Picos de Europa; desde los extremos bercianos a las tierras altas del Cea, el hórreo ha sido una obligada construcción que complementa la vivienda o el pueblo.

Las diferentes características orográficas y culturales de las montañas leonesas confieren sus particulares rasgos a los diferentes hórreos que se citan en la construcción tradicional, observándose severas diferencias según sea aneares o riañés, lacianiego o priorano.

La montaña central (Argüellos) se convierte en excepción, al no ser tradicional este tipo de construcciones.

La vida montañesa de escasa actividad cerealista (centeno, algo de cebada o maíz de auto-consumo) ha exigido históricamente la importación de granos y vinos. Tanto la cosecha propia como la importada debía resgaur-darse de la acción de las alimañas, así como otros víveres, carnes curadas, frutas, legumbres...

Los hórreos son posiblemente la edificación más arcaica que ha subsistido hasta nuestros días sin apenas modificaciones. Los historiadores romanos ya los citan y, de forma más constatada, figuran en donaciones y documentos desde el siglo IX en tierras leonesas. La denominación popular más usual de entonces a nuestros días es la de "orrio".

Evocación del viejo palafito lacustre, el hórreo es la joya más evocadora de toda la arquitectura tradicional. León tiene el orgullo de ser la tierra que más variedades tipológicas ofrece. La calamidad y el abandono, sin embargo, han perseguido y destruido la mayor parte de este patrimonio.

Los hórreos

Las tierras montañosas leonesas albergan básicamente dos tipos de hórreo: el tipo asturiano (cuadrado, cuatro postes y con cubierta a cuatro aguas) y el tipo gallego (dos o tres pares de postes y cubierta a sólo dos aguas), aunque sus variaciones hacen incluir algún otra tipología diferenciada, especialmente por la diferente techumbre que suele utilizarse.

La cubierta del hórreo fue tradicionalmente de paja de centeno (mejor aislante para proteger los víveres en los calores del verano) y así se ven aún los que se conservan en Aneares y en el Bierzo Occidental donde se refuerza la "pallaza" con un cosido superior de paja en feje. Las cubiertas evolucionaron posteriormente hacia la pizarra (bercianos y lacianiegos) o la teja (montaña riañesa).

La construcción del hórreo se establece sobre pegoyos (postes verticales de madera o piedra) rematados por una losa ancha sobresaliente llamada tornarratas que impide a los roedores alcanzar su interior. Sobre los pegoyos se tumban las grandes vigas o trabes (también llamados cuadrales o pontones) ensamblados en sus esquinas y sobre los que se entablará el suelo del piso. Las paredes se forman con tablas verticales (en Valdeón se ven algunas horizontales). La cubierta presenta variaciones según la comarca.

La utilización del hórreo no siempre era individual ni todo el mundo podía construirse uno, de forma que la figura comunal o compartida ha sido la más frecuente.

Poste de madera, tabla de bosque, piedra solvente, pizarra en el sombrero, paja en la cumbre, teja después... He aquí las únicas "casas" leonesas con techo de madera.

los materiales

En la fabricación del hórreo sólo habla la madera (salvada la piedra, y no siempre, con que se construyen los pies o pegoyos). Los robles ejemplares se reservaban para los grandes trabes. E] tableteado podía resolverse también con roble, haya (Picos de Europa, Riaño) u otras maderas disponibles.

Ni siquiera aparece el hierro en los modos tradicionales de construcción de hórreos, tocia vez que las maderas se emsamblan por sí solas.

La piedra utilizada en los pies verticales o pegoyos se considera algo excepcional, ya que lo común en estos elementos es la madera de roble, en cuyo caso sí es necesario un apoyo de piedra cuadrangular, a fin de que la madera no se incruste en el suelo húmedo que provoca su putrefacción.

En Tejeira hay duelo entre la belleza arcaica y las degradantes soluciones de este tiempo.

La paja y la pizarra son el elemento común de techumbre de hórreo en el Bierzo y Laciana. Lo primitivo (y al parecer lo más sano) es la cubierta con cuelmo de paja.
El tornarratas es siempre una losa de piedra más o menos circular.

Los hórreos leoneses nunca integran un corredor de perímetro con barandilla, elemento característico del hórreo asturiano.

Fueron miles y hoy son recuerdo, tabla podrida, humo de hoguera. De los hórreos citados en el catastro de Ensenada queda en este tiempo una vigésima parte. La evolución de la vivienda y los cambios de usos rústicos culminaron su derrota.

... y más

Los hórreos son invento peninsular prerromano (el historiador y geógrafo Varrón los denomina "granaría sublimia", graneros suspendidos; Plinio habla también de "graneros de madera, suspendidos por columnas, prefiriendo dejar que el aire sople por todos los lados, incluso por debajo"). Su origen es incierto, aunque las similitudes de hórreos leoneses con vascos, navarros y europeos podrían otorgarle una inicial presencia céltica.

En las cantigas de Alfonso X el Sabio se ilustra un hórreo monacal alargado que presenta su puerta de arco de herradura que hace suponer una integración de estilos o adornos mozárabes en esta arcaica construcción.

El ámbito geográfico del hórreo no estuvo reducido a la monataña leonesa y se citan hórreos en herencias y documentos en zonas de riberas e incluso del sur de secanos, donde el almacenamiento de granos se suele hacer en silos (a veces subterráneos).
Tullo y pajil. Aleara ver aún norma y sentido en reparaciones que hoy se acometen. '
Los hórreos de Prioro presentan como característica la escalera en tronco y cubierta a dos aguas (como los cántabros y vascos).

Los hórreos más arcaicos entre los leoneses se encuentran en Las Bodas (Boñar) y en Campo del Agua (Ancares).

Los de mayor tamaño (asentados sobre nueve pegoyos) se localizan en el valle de Sajambre.

alma del pueblo

Perviven en su estampa desde tiempos inmemoriales hasta nuestros días. Son edificaciones que no han variado sustancialmente más que en formas y adornos. Fueron alma de la belleza rústica de los pueblos montañeses. Fueron miles y hoy son reliquia de pocos lugares, olvido y, muchas veces, muerte fatal y gratuita.









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miércoles, octubre 25, 2006

Casa bercianas

el lugar

El Bierzo es la excepción leonesa. Tierra continua de grandes montes. Suelos pobres en las alturas. Valles abrigados de praderío y huerta que llegan a hacerse riberas muy fértiles (la "olla berciana" de Bembibre, Ponferrada o Cacabelos dispone del mejor clima leonés al estar a sólo 600 metros de altitud).

La comarca está limitada por dos provincias gallegas, Asturias y otras seis comarcas leonesas (Ancares, Laciana, Omaña, Cepeda, Maragatería y Cepeda). De todas ellas recibe influencia, e influye, en sus formas arquitectónicas.

Se vivió siempre de la agricultura y ganados: cereales en laderas y altos; prados y huertas en el valle. Numerosos viñedos históricos en Villafranca y Cacabelos. Riberas hortofrutícolas en la "olla": pimientos y cerezas son su mejor fama.

Aunque hay cierta actividad minera desde la llegada de los romanos (yacimiento aurífero de Las Médulas y fundiciones de hierro), la minería aflora con impacto en el siglo XIX modificando seriamente algunas cuencas y también su arquitectura tradicional y su paisaje.

Sus primeros pobladores conocidos fueron los astures (y no celtas, como se supone). Sus construcciones castreñas redondeadas influyeron en aspectos que aún se advierten en las casas tradicionales.

Recibió influencias arquitectónicas de los mozárabes (s.X), gallegas y francesas (repoblación medieval) e influyó en los desplazamientos bercianos hacia el sur leonés y Zamora.

las casas

La casa berciana es, entre todas las leonesas, la más numerosa y extendida, la más variada y, posiblemente, la que mejor conserva sus rasgos.

Su origen arcaico está en los castros astures de vivienda redondeada (aspecto que aún se ve en algunos casos). Posteriormente evolucionó hacia plantas rectangulares.

La casa tradicional se levanta con piedra en sus muros y se cubre con losas irregulares de pizarra, aunque hasta el pasado siglo lo común era el techo (teito) de paja (pallaza que cubre la palloza). Fue originariamente de planta baja, aunque evolucionó a las dos que actualmente presenta la casa popular. La planta baja es para ganados y usos; la superior es vivienda.

La casa de corredor es la más común. Es corredor volado sobre la calle con barandilla o tableteado, cegado enteramente o en parte y recorriendo la fachada por lo general, aunque hay casos que se prolonga en dos o más lados de la casa.

Una mayoría de casas tienen "patín", escalera de losa de piedra de acceso a la planta alta (a veces se rematan en madera sus últimos peldaños).

Es usual que la vivienda berciana incluya un sótano como bodega.
Algunos pueblos que mejor conservan este patrimonio: Carracedo, Espinoso de Compludo, Peñalba de Santiago, Pradela, Burbia, Péneselo, Folgoso de la Ribera, Bouzas, Colinas del Campo, Espanillo, Ransinde, Leiroso, Sanvitul.

los materiales

El Bierzo es montaña y la piedra es fácil (roca pizarrosa, esquistos pizarrosos de losa en diversos tonos, a veces cuarcitas o cantos rodados. Se arman los muros con mortero de barro. En las riberas, la piedra de los muros se sustituye en no pocos casos por el tapial de barro y adobe.

Los tejados (que antes fueron de paja) se techan con pizarras irregulares o "lousas", con las que también se cubren los escalones de testeros y hastiales. Antiguamente también se utilizaba la genista o escoba (xesta) y el brezo para techar majadas, cuadras, pajares, chozas...

La pizarra se utiliza para cubrir enteramente las chimeneas y, en alguna ocasión, para cegar el corredor.

Se utilizan losas para el suelo de la planta baja. Las piedras grandes se reservan para dinteles y alféizares de puertas o ventanas.

La madera de armazones y entramados (estructuras, forjados, cubiertas y pies) es generalmente de roble y castaño. Los tabiques se hacían con encestados de mimbres de sauce entretejidas y recubiertas de barro seguido. Las cumbreras del tejado (cumes) pueden cubrirse con tapines y céspedes.

La carpintería exterior (puertas, corredores, ventanas) se resuelve con tablas entrepañadas y no es común su ornamentación. La madera del mobiliario (mesas, arcas, maseras, camas, taburetes) admite el roble, abedul, chopo, negrillos y, en menor medida, madera cíe ñútales.

... y más

Los pajares (palleiros) y establos de ganado mayor son en ocasiones construcciones propias y, por lo común, situadas en la periferia del pueblo. El ganado menudo (cerdos, ovejas, gallinas) se aloja en el corral de la vivienda.

Los hórreos (quedan muy pocos) fueron básicos en la economía berciana. Se arman con tabla ciega sin corredor y se techan de paja o pizarra.

El colmenar (colmeneiros) aparece protegido con múrete circular en las laderas del monte con floración brava cercana.

Los palomares tienen en el Bierzo una relativa presencia. Son redondos o cuadrados, no grandes.

El molino es sagrado en la economía de un pueblo y suele aparecer alguno, siempre que haya un caudal de agua cerca. El tradicional, pequeño, es de una sola muela o piedra.

Fue también frecuente la existencia de una fragua o "ferrería" para elaborar herrajes para el ganado, aperos, herramientas...

No es propia la bodega excavada en tierra. Las bodegas se habilitan en un sótano o semisótano de la vivienda.

En muchos pueblos existió una casa-horno para uso comunal.

Algunas palabras propias: Lareira o llarega (lar para la lumbre), forno (horno), tinao (pajar doméstico), fallao (pajar en el desván), teito (techo o tejado), camareta (pajar bajo cubierta).

alma del pueblo

Piedra y pizarra.. Madera y calor de historia. Herencia berciana. Casas de porte antiguo. Manda la economía de espacios y esfuerzos. Gobierna el dibujo el ingenio popular bajo muchos siglos de evolución y soluciones prácticas. El Bierzo dispone de la mejor colección de construcciones tradicionales que se conservan en la provincia de León.








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martes, octubre 24, 2006

Consideración final sobre los límites lingüisticos del Bierzo

LA TOPONIMIA DEL BIERZO (BASES PARA UN CORPUS TOPONYMICUM)
JESÚS JOSÉ GARCÍA GARCÍA

No es mi intención sacar ya conclusiones definitivas sobre el tema. Falta mucho material actual por recoger y mucho material histórico por contrastar. Con toda, el tema de los límites dialectales en el Bierzo ha tentado a todos los que se han enfrentado con el fenómeno lingüístico de esta región tan especial y característica y yo no puedo ser una excepción; es más, debo confesar que este es el objetivo definitivo de este trabajo iniciado por mí; pero las palabras definitivas las podré pronunciar cuando levante las paredes de este edificio del que mi Tesis pretende ser el cimiento.

Don Ramón Menéndez Pidal, sin pronunciarse sobre la zona Sur del Bierzo (Ayuntamientos de Salas de los Barrios, S. Esteban de Valdueza, Priaranza, Borrenes, Carucedo y Puente de Domingo Flórez), sitúa la frontera entre el Gallego y el Leonés en el río Cua.

Mi impresión es que, si atendemos á la situación actual, hay que correr esa frontera bastante hacia el Este ya que los Ayuntamientos de Carracedelo, Cacabelos; Arganza; Sancedo; Camponaraya; Vega de Espinareda y Fabero son casi gallego-parlantes, e incluso gran parte del de Ponferrada; pero si atendemos a la situación histórica manifestada en la toponimia las cosas cambian y creo que hay que correr esa frontera hasta el mismo río Burbia; al menos la situación es bastante más diferente.

ACLARACIONES PREVIAS:

l) .-Las conclusiones no son categóricas por la poca confianza que nos inspiran los documentos medievales: la vacilación de las grafías; los trasiegos de documentos nunca de primera mano; los errores de los transcríptores nos ponen en situación de sospechar de todo.

2) .-Está demostrado que los escribanos tratan con gran libertad los topónimos: al principio latinizan con plena libertad y más tarde interpretan acercando a la lengua oficial o a la lengua propia del escribano.

3). -En mis viajes he comprobado la poca seriedad con que trataron la toponimia los topógrafos del Catastro y los geógrafos del Instituto geográfico: los nombres del mapa que podrían ser tan valiosos, resultan completamente inútiles no solo por la castellanización a que los han sometido, sino por los caprichos que se han permitido incluso poniendo nombres nuevos a parajes. Los informantes distinguen enseguida el nombre del Catastro y el nombre tradicional y con frecuencia no tienen nada que ver. Esta labor ha sido perniciosa, pues en la documentación oficial el aldeano tiene que atenerse al nombre del catastro y termina dándoles una importancia que no merece. Este es en el fondo el motivo de que no haya dado entrada en mi recogida de nombres a los del Catastro.

4).-Los límites geográficos de los Ayuntamientos han sufrido variaciones y los términos de los pueblos también. En algún caso reciente hubiera podido subsanarlo, pero he preferido atenerme a los mapas del Instituto Geográfico a sabiendas de que por ejemplo San Juan de Paluezas ya no es del Ayuntamiento de Priaranza, sino del de Borrenes etc.

5).-La documentación de Foros y Apeos lleva a engaño algunas veces porque el documento titula por ejemplo "Foros de San Andrés en Cacabelos" y allí junta parajes que están en Cacabelos en pueblos del Ayuntamiento, en pueblos como Villabuena o San Clemente que son de Villafranca, como Canedo o Espanillo que son de Arganza etc.

IMPRESIÓN GENERAL:

En su conjunto la impresión General que produce el estudio de la toponimia difiere poco de la que produce el enfrentamiento con la situación lingüística actual: la de una amalgama de leonés, gallego y castellano con superposición de sistemas fonéticos, morfosintácticos y léxicos. Pero si intentamos acercarnos con más detalle a la toponimia histórica y proporcionada por los informantes directos llegamos a la conclusión de que en el Bierzo se pueden distinguir cuatro zonas muy distintas:

A).-Una zona gallega plenamente, como puede serla cualquier región de cualquier provincia gallega: Hasta el río Burbia.

B).-Una zona claramente leonesa, algo más influida por el castellano que la zona similar asturiana del Narcea al Navia; pero característica del leonés occidental. Ocupa desde el límite oriental hasta el río Sil (en su curso alto de Norte a Sur, antes de que, al unirse al Boeza en Ponferrada, se dirija ya hacia e1 Oeste.

C).-Una tercera zona o franja intermedia en la que leonés occidental y gallego se debaten en una lucha de siqlos tanto más favorable al gallego cuanto más al Oeste y tanto más favorable al leonés cuanto más al Este. Aquí es donde hay verdadera superposición de sistemas.

D).-La zona Sur y la Cabrera

El observador poco Experto en dialectología afirma el carácter gallego de la lengua del Bierzo porque desconoce los caracteres en que coinciden si Gallego y el Leones Occidental:

a) .-Existencia de los diptongos decrecientes
b).-Solución no palatal del gruoo /KT/ y /LT/: troita, moito
c).-Paiatalización en /CH/ de los grupos iniciales: KL,PL,FL
d).-Reducción a /N/ de la geminada /NN/ que da en castellano:Ñ
e) .-Reducción a /M/ del grupo /MB/ etc.

Por estas y otras características similares no podremos definir ni el gallego ni el leonés. Así cono tampoco por ciertas rasgos típicas solamente de algunos de los muchos dialestos leoneses o gallegos.

Aunque quizás se podrían buscar más notas propias, he preferido reducirlas al máximo para simplificar mi estudio.

Considero típico del gallego lo siguiente:
1) .-Reducción de -LL- etimológica a /L/
2).-La no diptongación de /o, e / tónicas
3).-La perdida de /-l-, -n-/ intervocálicas
4).-La conservación sin palatalizar de la /L-/ inicial
5).-Los diminutivos en -elo,-ela y en -iño, -iña

Considero típicamente leones:
1).-La conservación de la -LL- interior etimológica o su palatalizacion en /CH/
2).-La abundante diptongación creciente de /o, e/ tónicas
3). —La conservación de -l—, -n— intervocálicas
4).-La palatalización de la L- inicial en CH--,
5).-La preferencia por los diminutivos en -in,-ina, -iello, -iella o reducidos por influjo castellano a -illo, -illa.

ZONA GALLEGA: Toda la zona situada al occidente del río BURBIA. Creo que se puede afirmar el carácter netamente gallego de los Ayuntamientos de BALBOA, BARJAS, CORULLÓN; OENCÍA; SOBRADO; VEGA DE VALCARCE y TRABADELO.

Del material recogido se deduce la plena acomodación a las formas gallegas: Rebolo, Valongo, Valiña, Sotelo, Paradela, Pousadela, Portela, Cancela, Aguiar, Abraira, San Fiz, Trigaes, Seara, Chao, Lamazáis, Lamas, Lameira, Legua, etc.

La existencia de un documentado TABULADIELO: Trabadelo y algunas formas actuales en -in: Reconquín, o con restos de diptongación como: Viridielo, Cutielas, son casos muy aislados para sacar conclusiones en contra de la galleguización plena.

En los Ayuntamientos situados entre el Burbia y el Cúa, actualmente gallego parlantes y considerados por Don Ramón dentro del límite lingüístico gallego las cosas cambian algo, pues los leonesismos toponímicos son de mucha mayor consideración:

Villadecanes: esta mismo nombre siempre aparece con /-n-/. Perandones; Suartes; Sardonera, Senara, Cubillos

VILLAFRANCA: San Pelao (alguna vez San Pao), Salas, Pilas, Solano, Barreirín, Barredín, Monasterio, La Holguina, La Nogalina; La Moralina; Fontelina

PARADASECA: presenta una situación bastante parecida: Castrín, Sierín (Senarín); Chana; Monte Mediano, La Portilla; Paradina, Cortina, Finollo; Inverniego

CANDÍN: Este Ayuntamiento por su situación occidental es gallego, pero tiene unas características especiales por limitar por el Norte con Asturias (aunque sea la Asturias gallega).

Suertes (sólo una vez la documento= Sortes), Corona, Escribana; el Soutín;
En la documentada: Fontaninas, El Chano; Loterín; Carrizales; Campalones; La Talladina; Turganal; Fontanal; Solasnogales ; La Cortina, etc.

Por otro lado aparecen unos topónimos que se repetirán en la parte Sur (Priaranza y Borrenes): son las formas en -ía: v.gr. Fontaía; Veiguías, Chailía. El numero de formas similares es grande en el Sur: Peralía, Honalía. Pienso que estas formas son la solución gallega que ha actuado sobre un diminutivo previo leonés en -ina. De modo que los antedichos eran cuando actuó el gallego sobre ellos:
Fontaninas = Fontaías
Ueiguinas = Ueiguías
Chaniellina = Chailía

Para mi la demostración está en que todavía hoy en el habla (lo he comprobado en varios puebles de Priaranza v.gr. Paradela de Muces) dicen: Nenia por nenina; "nietíos" por nietinos, etc.

Todo ello apoya mi hipótesis de que esta es una zona de conquista del gallego sobre el leonés; pero en épocas en que la lengua ya estaba formada: piénsese en la influencia de Santiago sobre Villafranca; de Samos sobre Vilela y contorno; de Gelmírez sobre Cacabelos. La repoblación autorizada por los reyes a este obispo puede ser el punto de partida de una galleguización de la cuenca del Burbia.

2º ZONA: LEONESA: Comprende la parte situada al oriente del Sil, o sea los Ayuntamientos de:
Albares de la Ribera; Bembibre; Castropodame; Congosto; Folgoso de la Ribera; Igueña; Molinaseca y Noceda.

Aunque las soluciones actuales tienden a la castellanización, la toponimia documentada presenta una situación plenamente leonesa occidental. Veamos en particular:

ALBARES DE LA RIBERA: La Chana, La Lumba, Felgoso, Llamillas, Filluelo

BEMBIBRE: Labaniego, Llamas, Llamones, Llamilla, Llaforcados, Chana, Chanillo, Canina, Bustariega, El Palombar, Llama Extremera, Peruyales, Matalluenga, Los Barredines

CASTROPODAME: Refierta, Pirituela, Chana darriba, La Llábana, Llurienzo, Carbayines, El Mayadín, El Lladrón, Las Llamas, El Fueio, La Sienra

CONGOSTO: Chana, Chano, Chanizo, Llamas, Llaminas, Llombas, El Fenal, La Beiciella, El Felechal, Las Figalinas, El Rebollín, Requijuelo, La Tueca

FOLGOS0 DE LA RIBERA: Llama, Llanera, Llamicerones, Llende, Llaguna, Llago, Lleras, Llastras, Chanón, Chana, Mayadina, Muñello, Curriellos, Trabadiello, Estupiello, Cudadiellas, La Guiliella, Lladreiros, Los Atayos

IGLÜEÑA: Campiello, Palombar, Vegaluenga, Llamazal, Los Llabraos, Bumbiello, Reguerinas, El Butiello, Valleyas, Banciello, Trichero, Musturiegas, El Fueyo

MOLINASECA: Llamas, Llameras, Llamerones, Llastras, Fornillos, Nogalina, Seuisiellas, Valdecabriella, La Chana, Las Chanas, El Felechal, Llampazos, La Muerona

NOCEDA: Chana, El Cubiello, Senra, La Llera, Fontanillas, El Fueyo, La Beciella, Fontanales, Fueyo, Gandarinas, Llamas, Llamillias, Llama, Lluenga, Llomba.

3ª ZONA : ZONA INTERMEDIA incluyo aquí el espacio ccmprendido entre el Sil y la cuenca del Burbia que de un modo u otro incluí en la zona galleguizada. Para mayor facilidad la dividiré en dos subzonas: Vertiente del CÚA y Vertiente del SIL.

a).-SUBZONA OESTE: vertiente del Cúa. En general creo que se puede afirmar que predomina el gallego con restos leoneses más abundantes en la toponimia documentada que en la informada.

En los Ayuntamientos de Cacabelos y Carracedelo la situación es muy similar a la descrita En los de Villadecanes y Villafranca: actual predominio del gallego y formas abundantes leonesas en la toponimia documentada.

ARGANZA : En la toponimia actual predomina el gallego salvo en casos como: Espanilla; La Retuerta; San Pelayo; Las Chanas.

Pero en la toponimia documentada prevalecen soluciones leonesas como: Fontanela (y Fontayela), Lagunallo, Paradinas, El Portillo, Villanueva, La Zerezalina, Cantalapiedra, La Matiega, Cabuercas, La Infiesta, Abranedo, Las Suertes.
Frente 3 soluciones gallegas como: Mazaedo, Fontaon, Fontaela, Laguallo, Campelo, Paradinas, Capela, Lámela, Corvos
Habiendo diferencias entre Magaz (Chanas) y Campelo (Chas)

SALCEDO: en el habla actual hay un cierto predominio de las formas gallegas; pero en la toponimia documentada prevalece el leonés y las formas superpuestas: Las Cortinas, La Guerta, El Cubiello, La Rebollosa, La Nogalina, La Cuelga, La Querva, Los Caruezos, Las Chanas, La Infiesta, El Chaniello, Las Fontaninas, La Llama, Las Sierpes.

CAMPONARAYA: hoy predominan las formas gallegas hasta en la toponimia; pero en los documentos no es así: Villarín, Morales frente a Moráis, El Fetillo, Piedrafurada, El Canalín, El Carballín, Riberina, Matachana.

VALLE DE FINOLLEDO: Hoy la situación es claramente favorable al gallego; pero la toponimia demuestra situación poco definida, aunque favorable al leonés: Fuinolledo, El Castrellín, Olleros, Lama de la Senera, Los Bouciecos, Sarmientos, Los Fontanales, Gueruela, La Chana, La Corradina, El Fuello.
Pero frente a estos aparecen: Penoselo (documentado Penosiello), Barcias, Quintela, Rebolín.

FABERO : La situación histórica es muy favorable a soluciones leonesas: Campiel, Naraguantes, Barcena, Lillo (alguna vez Llildo), Posafuelles, El Cubiello, La Trapiella, La Llama, El Chano, La Tiembla, Abranal, La Senara y El Senarín.
Con algún galleguismo como: Lámela, Campelo

VEGA DE ESPINAREDA la situación es similar a la de Fabero. Hay que tener en cuenta que muchas formas leonesas pueden deberse al influjo culto del Monasterio: El Chano, Chanferreiro, Cuestarrayada, Asniquiella, La Contienza, Llama Redonda, Nogales, Fontanal, Riestra, Los Ríescos, La Tribiesca, Munielo.
Pero: El Cubelo (aunque también Cubielo y Cubiello), El Capelán, Corradoia.

En general creo que se puede afirmar que en esta franja hay en la toponimia documentada un claro predominio de las formas leonesas, mientras que en la toponimia informada predominan las formas gallegas sobre todo en los nombres de uso común en la lengua hablada, mientras que se conservan formas leonesas en nombres estereotipados como topónimos.

b).- SUBZONA ESTE Vertiente del Sil: Incluyo en esta franja los Ayuntamientos de: Cabañas Raras; Cubillos; Fresnedo; Berlanga; Toreno; Peranzanes; Páramo del Sil y Ponferrada.

En general, salvo en los dos últimos, que por su extensión no presentan una solución uniforme, se puede afirmar el predominio absoluto del leonés, aunque con algún galleguismo.

BERLANGA Castellanos, Viella, Cubiello, Llamerón, Villar, Corradinos, La Cuesta, El Chano, Cotariello, La Traviesa, Vena Pitiella.
Pero: Lámela

CUBILLOS: Es leonés; pero es lleísta (como casi todo el Bierzo) y a veces no palataliza la /L-/ inicial: La Crisuela, Cubillos, Posadina, Cubillinos, La Llamina, Lagunas, Suertes, La Senera, Finollal, Lomba, Murueca, Bouzuela.

CABAÑAS RARAS: este municipio ofrece un gran contraste con sus vecinos de Sancedo y Camponaraya por su leonesismo conservado hasta en la lengua hablada. La toponimia documentada que ofrezco no es mucha; pero es completamente leonesa: La Matalladina,
La Quemadina, El Murciégano, Las Chanas, Valdemolín, Barridín, La Debesina, Las Lombas, La Rebolla.

Con todo se observa una falta de diptongación en Foyo y de palatalización de L- inicial v.cr, Lomba; Laguna; Lagunillas.

FRESNEDO : no me ofrece dudas su leonesismo: Navariego, Silvarina, Chana, Llamas, Vallina, Debesina, Cándano, El Pradillín, La Bouzuela, La Refierta

PÁRAMO DEL SIL: en toda su extensión es completamente leonés menos en su extremo occidental ocupado por la cuenca del Cúa que participa de las características de esta cuenca : Leonesismo y posterior galleguización. Es el termino de San Pedro de

PARADELA. Argayo: La Llama, Traslaportiella, Corradiella, Perediello, El Llouso, Layera (La Llera)
Anllares: Muruecas, Valliniello , Vallina, Nogalina, Brunazal, Fueyo.
Páramo: Heraluenga, Candanedo, Los Luengos, Lagunallos, El Malluelo, Valcuevas.
Sorbeda: La Llama, Las Lombas, Pozadiella, Paradiello, Camariella.
En su extremo oriental (zona de Primout) el leonesismo se conserva más intacto incluso hoy día en el habla diaria.

PERANZANES: debido a su posición limítrofe con Asturias es el Municipio más típicamente leones.

La distancia me ha impedido documentarme mucho sobre el grado de conservación actual; pero la histórica y la muestra actual que ofrezco son suficientes: Ventaniellas, Veiciella, Cubiella, Portiello, Posadiella, Fontaniella, Peñezuelas, Piedrafita, Lamaluenga, Los Abranos, Chanillín.

Pero extrañamente hay muestras de leonesismos: Tabladela (en el Libro 4866 de 1535), Corrielos junto a Curriellos, Portelina junto a Portellina.

Atención especial merece FÓRNELA, nombre de todo un precioso valle. Hoy se llama "Fornela"; en el libro 4865 (A.H.M.) dice “Fórnela"; pero copiando un amojonamiento de 1598 dice "FURNEDA".

Por eso me atrevo a afirmar que es una galleguización posterior del abundancial "Forneda" o "Fornera"

PONFERRADA: Su situación, su extensión y modernamente la atracción que ejerce sobre todo el Bierzo, hacen que sea Ponferrada uno de los (Municipios donde se observe más hibridismo en la lengua hablada hoy y en la toponimia. Creo que se puede afirmar que, menos en la parte más occidental, términos de Fuentesnuevas, Dehesas, Toral de Merayo y Rimor, el componente dialectal del medio rural es el leonés.

La situación de la toponimia, con un alto grado de castellanización incluso en la histórica, ofrece un claro dominio del leonés incluso en la zona occidental donde hoy predomina el gallego.

Para mayor simplificación dividiré el Municipio en dos partes: Vertiente derecha del Sil y Vertiente izquierda del mismo.

Fuentesnuevas : el pueblo se documenta casi siempre así, muy rara vez "Fuentesnovas" y menos "Fontesnovas".
La toponimia histórica junta:
leonesismos como: Fuentes, Las Sénaras, Perales, Cocolla, Calleja, Vallados.
con formas gallegas cono: Valín, Lámela, Quadrelas, Cancelas.
La situación actual es más favorable a las formas gallegas

DEHESAS: Sucede algo parecido al pueblo anterior:
Leonesismos: Nogalín, Capillas, Chana, Fuente de Villafría, El Molino, La Jardonilla, El Jardonal.
Galleguismos: Vruazal junto a Brunazal, Valín, Cancelas, Lamillas (mezcla de ambos).

COLUMBRIANOS: la situación de la toponimia es claramente leonesa con algún que otro galleguisno: Compostilla, Pocellín, Becilla, Toralillo, Manzanales, Longanellas,
Matabuéis, Valdequintanilla, Sardonal.
Pero: Faberolo y Lamera
La situación actual es leonesa pero muy castellanizada: Carballales; Matabueyes; Laguna; Vallina

SAN ANDRÉS DE MONTEJOS: Casi no existen restos gallegos: Las Silvalinas, Los Huelmos, Valdevillar, Cubiello, La Matiega, Longanellas.
Hoy: Murciego, Bornazal, Chano, Campillín, Vaíllo.

BARCENA DEL RÍO: (En su termino histórico hoy bajo el pantano es leonés): Barcena, Chana, Fontanón, Solana, Rebollina, Peralina, Novales.
Resumiendo: En esta vertiente derecha se impone el leonés menos en Fuentesnuevas y Dehesas donde hay un componente gallega ya documentada y más abundante hoy.

Vertiente izquierda del Sil:

-Santo Tomas de las Ollas: No encuentro soluciones gallegas. Se imponen las leonesas y castellanizadas: San Miguelín, El Valle, El Campiello, Vallina Oscura, La Llamera, La Glorieta, La Chana

-Otero de Vizbayo: Igual situación: Chano Cabanas, Valdemediana, La Quemadina, La Fuente, La Cuesta, El Castrillín.

-Campo: Ídem: Valdesalas, Cabezuelo, Pigales, Valdelasénera, Praizuela, Llanos,

-San Lorenzo: Ídem: Revilla, Castrellón, Chana, Cornalina, Abranales, Valdepinillo, Piñosín, La Casona, Chano Villar.

-Ozuela, Urbanajo, Valdecañada; idéntica situación: Soutín, Vallinón, Llamerones, Vallinas, Refueyos, Valdenogalina, La Llama, Cueto, Pezuelos

-Toral de Merayo: Hoy se habla bastante gallego; pero la situación toponímica difiere mucho: Merayo mismo, Folital, Valderriegos, Lasuelqas (sic), Cuadrillas, Mediana, Forno Viello, Figales, Salas.
Pero: Corrolos, Chao, Foyos, Escontrela.

-Rimor: situación parecida a Toral: Huellapán, Sotín, Canales, Leiruela, Portillo, San Cristuebo, Foleitarón, La Cabuerca.
Pero: Viñalóis, Quintaiela, Zorgáis, Follo.
Tanto en Toral como en Rimor abundan formas como: Cortias, Peralia, Salguería, Lomaía que, como dije al tratar de Candín creo que derivan de formas diminutivas leonesas como prueba la documentación: Quintaniella hoy Quintaiela, Azorganes hoy Zorgáis, Fontaninas hoy Fontaías.

Con esta rápida visión creo que puedo concluir que en todo el Municipio de Ponferrada la situación es de claro dominio histórico del leonés que se ha visto afectado en épocas bastante recientes por un influjo gallego que ha calado en el habla e incluso ha modificado la toponimia en alto grado en los términos más occidentales de Fuentesnuevas y Dehesas y en menor grado en Toral de Merayo y Rimor y casi nada en el resto.

4ª ZONA: LA ZONA SUR: incluso en esta zona los Ayuntamientos de Salas de los Barrios, San Esteban de Valdueza, Priaranza, Borrenes, Carucedo y Puente de Domingo Flórez.

Los dos primeros son plenamente leoneses, más castellanizado el primero que el segundo.

Los otros cuatro ofrecen una confusión más confusa: de pleno dominio gallego en Carucedo y Puente y de predominio actual gallego, pero gran componente histórico leones en Priaranza y Borrenes.

La situación de los dos Ayuntamientos Cabreireses que incluyo es similar a la de estos dos con más leonesismo si cabe. Intentare probarlo sucintamente.

SALAS DE LOS BARRIOS: situación leonesa muy castellanizada: Lombillo, Valdebranedo, Valdelallama, Chano de Monforte, La Erillina, La Casillina, Molín Víejo, La Tayada, El Valleyo, El Sarrional, Llamas, Llamerón

SAN ESTEBAN DE VALDUEZA: leonés menos castellanizado. Algunas grafías antiguas pueden prestarse a confusión con galleguismos v.qr. La Palatieia, El Vilar, Valelonqo, La Coviela, Quintaniela, Forciellas, Morteruela, Chano del Cauallo, Ferradiello, Fueyos, Paradiella, La Enfiesta, Pandilla, Pandillina, Chanzas, Llamirón.

El caso de Aquiana que se ofrece como qalleguismo creo que sufrió una trasfornación típicamente leonesa de embecimiento de la palatal en la vocal /i/. Sería así: Aquiliana = aquiyana = aquiana

PRIARANZA : la situación es un poco confusa y distinta en la parte que podríamos llamar más baja de la de los pueblos más altos o montañosos, menos influidos por la castellanización y con una situación dialectal más pura.
HOY:
Leonesismos: La Traviesa; Valdefuentes; Figales; Cabuercas; Tesillón; Portillas Galleguismos: Trapela; Chain; Chao; Penedelo; Mocedelo; Portela; Ualilongo; Lamazás; Casavella; Costa; Lagúa; Siarín
HISTÓRICA:
Leonés: La Niela, La Sénera, Santa Olaya, Villaseca, Pomariega, Pocinas, Figalina, Cabuerco, Morales, Peralinas, Bustiello, Yjuelo.
Gallego: Lombela, Pénelas (y Penielas), Lamela, Santalla, Foyos.
Mezcla :Rapielas, Barreiría, Campíos, Lamiela.
En particular los pueblos: Santalla es solución típicamente gallega: Sancta Eulalia= Sant-Eoalla (pérdida de -1- intervocálica y palatalización de /ly/ = Santoálla = Santalla. Exige un influjo gallego bastante pronto.

VILLAVIEJA: así se documenta con diptonga pero sin castellanizar la /X/

PALUEZAS: históricamente se presenta casi siempre diptongado. Hoy hablan gallego aunque con leonesismos como "you" frente a "eu" en Carucedo, termino vecino.

Ferradillo: hoy deshabitado, pero muy documentado: Ferradiello.

Paradela de Muces : documentada Paradiella y Paradeila.
Creo poder afirmar que la galleguización no completa que hoy existe empezó por la parte baja y fue subiendo hacia la parte alta de la montaña a donde no ha terminado de llegar. Pero en la parte baja se va imponiendo una progresiva castellanización que le da aspecto de menos gallego que la parte alta.

Nota : En Paradela de Muces es donde observé cómo dicen "nenia" = nenina y "nietíos" = nietinos que me dio pie para interpretar como leonesismos las formas toponímicas: Boucíes; Barreiría; Salgueiría; Lombaía etc. abundantes en la zona.

BORRENES: se conserva más leonesizado que San Juan de Paluezas. Con todo se puede afirmar una casi total galleguización actual mientras que la situación histórica es más leonesa: Campello hoy Campelo (También se documenta Canpiello), Ygrisilina hoy Grisilía, Chanas hoy Chaízas, Lamiella hoy Lamela, Figales hoy v.gr. Lameiráis, Carballinos, Nogalina, Bustiello, Estaliellos, Nogaledo (que se conserva sin qalleguizar), Cuevas: hoy conservado.

CARUCEDO : es uno de los municipios más gallegos del Bierzo. Todo me induce a creer que la línea que traza el Concilio de Lugo que da a la diócesis lucense: desde la desembocadura del Burbia hasta el Cabrera, demuestra una temprana galleguización de esta Ribera del Sil. La toponimia es, como la lengua, completamente gallega.
Restos leoneses:
Vilareyo, documentado Villareyo; Campañana, documentada Campayana; El Sierro y El Riego que pueden ser castellanismos.

PUENTE DE DOMINGO FLOREZ: Galleguismo actual completo. En el valle del Cabrera se observa mayor leonesización en la histórica a medida que se sube por el Cabrera.
Salas: conserva la -1- pero está galleguizado con algún leonesismo actual: Veiguillina

San Pedro ds Trones: galleguizado hoy, pero en el tumbo de Montes al dar el heredamiento dice: Caruayedo;El Valle; La Pandiela; Corralinos; Cortinas; Aguileira; Xanos; Figales; Senrra etc. Este último el informador lo llama también "SENRA". La parte más interior en el valle del Cabrera mantienen hoy una situación galleguizada; pero la toponimia histórica tiene un gran componente leonés hoy desaparecido casi por completo:
Leonés : Nogales ; Perales; Morales; San Pelayo; Senera Ueya; Pandiela; Caruayal.
El mismo nombre de Yeres creo que es solución leonesa de GLERIS.

MUNICIPIOS CABREIRESES: solo una palabra, pues no pretendo su estudio, sino solamente recoger algunos datos con que me encontré en mis investigaciones.
La situación reflejada en la toponimia histórica que recojo es plenamente favorable al leones: Botillo, Castrillo, Yebra, Pombriego, Quintaniela, Nogaledo, Fueyos, Cimaluenga, Penielas, Portiela, Las Peralinas, La Señera, Malvadielo, Chano de Bustielo.
Pero aparecen: Portela, Portas, Rebolal

CONCLUSIÓN GENERAL.

-Existe una zona completamente galleguizada que puede coincidir con la demarcación de la diócesis de Lugo del concilio lucense del siglo VI. Iría por el río Burbia y desde su desembocadura en el Sil recto hasta el río Cabrera.

-Existe otra zona completamente leonesa que se inicia en el río Sil con toda su vertiente izquierda. Es leonés occidental con gran influjo castellano en la parte llana y mejor conservado en la parte montañosa.

-En la zona intermedia se podría distinguir la parte Sur del Sil y la parte Norte de éste río. Pero en ambas se puede afirmar una casi total leonesizacion con una posterior galleguización que es notable en toda la cuenca del CÚA más intensa cuanto más al Oeste; mientras que el leonesismo es casi total en la cuenca del Sil, situándose la raya entre los términos de Dehesas; Fuentes Nuevas; Cabañas Raras; Sancedo; Vega de Espinareda; Fabero; San Pedro de Paradela, etc.

El mismo fenómeno de galleguización se observa en la parte Sur, donde, si se exceptúa Carucedo y Puente de Domingo Flórez que se puede incluir en la zona gallega también hubo un intento de galleguización logrado en algunos casos en el Ayuntamiento de Priaranza y Borrenes. La causa histórica que justificaría este fenómeno puede situarse a principios del siglo XII, año 1108 cuando el arzobispo Gelmírez de Santiago repuebla Cacabelos o cuando Alfonso VII hace la donación a Santiago de la zona del Cúa (año 1130).

Otras causas:

-influjo de Samos sobre Vilela y Villadepalos.

-influjo de Sobrado de los Monjes sobre Villafranca.

-Influjo de los Condes de Lemos al decaer el poder de los Temíplarios.

BREVES OBSERVACIONES SOBRE EL LEONÉS DE LA TOPONIMÍA

Sin duda ninguna el leonés que aparece pertenece al denominado Occidental:
Diptongos decrecientes
Frecuente no palatalización de KT
Soluciones en CH de los qrupos iniciales PL, etc.
La impresión que ofrece la toponimia documentada y la de los mapas es la de una profunda manipulación que exigiría una contrastación con la realidad actual antes de sacar conclusiones. Con todo creo que a la espera de un mas completo estudio puedo adelantar algunas observaciones:

1).-Se observa una cierta tendencia hacia el lleismo ya que se prefieren formas como Fuiello, La Calella, Viella, etc.

2).-La solución más frecuente de la L- inicial es la palatalización en LL- con algunas excepciones que en algunos casos pueden explicarse por la grafía.

3).-El grupo KT unas veces palataliza como en el leonés central v.gr. Felechales y otras veces se opta por la solución /-it/ v.gr Foleitales. Esta vacilación es típica del occidente asturiano también donde al lado de formas como "ocho" encontramos "troita", etc.

4).-La -LL- interior se conserva típicamente en los Municipios de Páramo del Sil en su zona norte y en el de Peranzanes hay muestras de la solución /CH/ típica de Pola de Lena, Quirós, Teverga, etc.; pero solo aparecen en las listas de los informantes: Baichadero; Vachemolín; La Techa; El Vache; Las Vachinas, etc. Sólo la he encontrado en la información de Susañe.
Por el contrario en los ayuntamientos de Igüeña y Noceda ningún informante presenta esas soluciones, sino las correspondientes con -LL-.

Tampoco he encontrado ningún caso de solución en /CH/ del grupo interior romance 'Kl (caso de "ovecha", orecha, etc. como sucede en algún municipio asturiano de la zona sur-occidental.

Casas hidalgas

Toda la provincia es solar histórico donde los hidalgos eran a veces mayoría en el vecindario, aunque sólo unos pocos sellaron su influencia con una casa importante, casa de solar y de renta. Las casas hidalgas no tienen patria. Todo León es su sitio.

el lugar

La provincia leonesa, desde las repoblaciones medievales hasta la extinción práctica de la aristocracia local en el pasado siglo, ha sido escenario de señoríos reales o religiosos, dominios señoriales y poderes comendatarios que señalaban su importancia y posesiones edificando mansiones que infundieran poder y respeto.

Estos señoríos de conde o abad tienen una especial incidencia en el área berciana, donde florecen primero fortalezas y monasterios, y después mansiones y casonas solariegas en una gran mayoría de sus pueblos.

La montaña leonesa, desde la Babia de los Quiñones (condes de Luna) hasta Riaño y Prioro, acumula también una respetable densidad de construcciones hidalgas no siempre relacionadas con casas o apellidos nobles, sino con personajes que emigraron, hicieron fortuna o cargo y señalaron su éxito mejorando y enriqueciendo su casa o edificando una de nueva planta y mayor alarde.

No siempre están blasonadas estas casas, ni tampoco aquellas que disponen escudos heráldicos en sus fachadas responden a una vieja realidad noble o aristocrática, dado que en no pocas ocasiones, eclesiásticos de fortuna, caciques enriquecidos o algún ilustrado con rentas se hacían su propio blasón o bien lo integraban procedente de ruinas u otras localidades.


Casas de todo tipo de alarde, material, hechura y distinción. Buscan sobresalir del conjunto urbano del pueblo y de la arquitectura plebeya. Son la envidia y a veces el odio del pueblo. No son casas populares, pero la mano popular estuvo en el quid de su belleza y arrogancia.

las casas

Como construcciones de alarde, las casas hidalgas formulan su arquitectura hacia el exterior, fachada de impacto, material noble.

Su estilo arquitectónico casi nunca es propio del lugar; se importa; es técnica depurada y estilo culto. Aun así, se ven algunos ejemplares donde el grueso de la edificación responde a los usos populares de la comarca: tapial, canto esmochado, piedra sin cantear...

Aunque perviven algunos palacetes y restos de arquitectura noble de la Edad Media y no pocas casonas y arcadas renacentistas, es en el siglo XVIII cuando se levantan la mayor parte de estas casas que aun pueden verse en prácticamente todo su esplendor inicial, aunque también es cierto que sus interiores han sufrido serias modificaciones o abandonos a consecuencia, por lo general, de las múltiples particiones y herencias que ha sufrido la propiedad.

Planos y mano de obra especializada llegaban, en muchas ocasiones de arquitectos y especialistas venidos de fuera para levantar iglesias o palacios, aprovechando los encargos paralelos que les surgían.

Material que da el suelo. Piedra o barro. Armas de arquitectura popular, pero empuñadas en mano culta con escuadra y cincel Los materiales de la casa hidalga son también los de la tierra y algo más, sillar o dintel que puede llegar desde muy lejos para reafirmar la solvencia y alarde del dueño.

Los materiales

En el Bierzo, piedra de esquisto pizarroso. En Maragatería, piedra moraliza o de Pedredo. En Campos, ladrillo mudejar y barro ornado. En la montaña, caliza y sillar canteado. En cada lugar, los materiales de la casa hidalga son los propios.

Sin embargo, con arquitectos y albañiles llegados de lejos vienen también normas y estilos que exigen otros materiales que a su vez se importan: piedras rosadas, roca jaspeada, laja pizarrosa de todo color, maderas segovianas, estucadores del sur...
En aquellas casas hidalgas o solariegas de menos pretensión participan operarios locales, normas tradicionales de edificación y materiales propios. Aunque algunos elementos sigan siendo cultos, gran parte de muros y distribuciones corresponden a una mentalidad rural (muros de canto rodado, paños de tapial entretenidos con ladrillo o cabezuelas de alero en el estilo lugareño).

La madera es elemento básico en este tipo de construcciones, cuyo peso y envergadura exigen armadura carpinteras de mucha consistencia (en muchos casos, la planta superior exige una especial solidez del maderamen al soportar un ensolado de losa o baldosa de barro).

Casas de renta y hacienda dan trabajo y en torno a ellas el pueblo encuentra algunos jornales y referencias para copiar y aplicar a sus propias casas.

...y mas

Las casas hidalgas y solariegas significan una penetración de estilos de construir ajenos a la tradición y, en no pocos sentidos, su influencia, perniciosa o estimulante, se deja ver en la evolución de la arquitectura popular inmediata.
Las prerrogativas que suelen acompañar a sus dueños permiten que en algunas casas hidalgas se establezca una capilla y un panteón familiar propio.

La casa hidalga se pretende siempre lo más autárquica posible y en su conjunto suele disponer de todo: horno y cocina de amasar y curar, cuadras y caballerizas, alojamiento de carruajes, granja y huerta contigua, paneras y silos, pozos, (en ocasiones, incluso una herrería o fragua, toda vez que este tipo de casas la precisaba tanto para el utillaje agrario que necesitara, como para resolver la cantidad de hierro y forja que suele utilizarse en el alarde de su construcción en balconadas, herrajes, etc.).

Es normal que el zaguán al que da entrada un portón de carruajes suela estar empedrado al uso floreado del lugar con canto plano y vertical.

Se estima en más de tres mil las casonas hidalgas y solariegas que en la actualidad se encuentran en pie en la provincia de León.

alma del pueblo

En una tierra donde la hidalguía abundó hasta dar este título común a gran parte de la vecindad, la casa hidalga y solariega es paisaje de cada pueblo, referencia de su historia, envidia de todos y orgullo local. Las hay de toda suerte y hechura, desde el gran palacio al solar rústicamente ennoblecido con edificación solvente. Blasonadas o no, su norma es la nobleza y su objetivo infundir respeto al poder que representan.








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viernes, octubre 20, 2006

Casas de Ribera

Casi media provincia leonesa es ribera o zona de su influencia. Junto al río, entre labrantíos de vega, la prosperidad agra­ria se deja sentir en la arquitectura popular.

el lugar

Cualquier vega leonesa reúne históricamente las condiciones idóneas para asentamientos y poblamientos (terrenos de cultivo, vías de comunicación, riego asegurado).

La conquista y colonización romana decreta la destrucción de la mayoría de los castros astures (situados en cerros, altozanos y lomas), trasladando a su población a las vegas de cul­tivo. Nacen así los pueblos de ribera, aunque la mayoría de los actuales tienen su origen en las repoblaciones medievales.

La casa de ribera es más frecuente en la comarca Tierras de León, Órbigo, Valdería, Valduerna, Forma y Esla medio y bajo.

Sus suelos están formados por terrenos de alu­vión (pradeño fértil y profusión de canto roda­do)

Los pueblos riberanos registran un crecimien­to sostenido hasta este siglo, cuyo censo inicia declives a partir de la década de los sesenta, aunque la emigración afecta en menor medida que en la montaña y áreas de secano histórico.

La prosperidad de estos pueblos introduce actividades complementarias a la agricultura básica y ganadería (comercio, transporte, algu­na manufactura) que afectarán en sus usos y diseño a la estructura tradicional de la casa popular.

Casas de amplitud y gran corral El agri­cultor próspero inicia imitaciones urba­nas. Crece su casa y con ella patenta su prestigio. Nuevos materiales. Nueva estéti­ca. La casa arcaica ha quedado superada.

las casas

La casa riberana es tradicionalmente casa de tapial y canto rodado con corral interior de corredor y solana. Suele disponer de cons­trucciones complementarias y adosadas.

Supone una superación técnica y constructiva de los estereotipos arquitectónicos tradiciona­les. Son, en alguna medida, casas copiadas de la ciudad o de villas que reflejan su prosperi­dad comercial.

Son casas de planta baja, superior y desván o tenada. La planta alta resuelve su ensolado con tabla sobre las vigas de madera del forja­do. En algunos casos (Campos, sur leonés) ese suelo puede plantearse con baldosa de barro. En esta planta se ubican las alcobas y alojamientos, aunque parte de su amplitud se reserva para otras estancias, trasteros o sobra­dos donde se guarda parte de cosechas y ven­dimias.

La cocina, sala o recibidor, junto a algún cuar­to, almacén o estancia complementaria, se encuentran en la planta baja.

La casa de ribera presenta en ocasiones, aun­que no es frecuente, un soportal o pórtico imi­tando el fenómeno de villas mercantiles que toma como referencia el lugareño riberano a la hora de mejorar su vivienda.
El balcón de forja suele ser un signo externo del enriquecimiento de este tipo de construc­ciones.

Sobra canto rodado en los viejos lechos fluviales. El barro cocido al sol es ahora ladrillo hecho en horno. La albañilería urbana entra en los pueblos de prosperi­dad agraria.

Los materiales

No hay material específico para hacer la casa de ribera en la que confluyen todos los gustos, formas y materiales conjuntamente. Lo común es mezclar barro, ladrillo y canto rodado, oca­sionalmente piedra canteada.

En muchas ocasiones se reutilizan materiales de anteriores construcciones o épocas, espe­cialmente en áreas cercanas a viejos monaste­rios, ruinas, iglesias derrumbadas... (piedras de sillería, dinteles, troneras).

La casa riberana refleja influencias cultas y se acerca en ocasiones al concepto de casa sola­riega o hidalga.

El canto rodado es material barato, manejable y profuso. Se acarrea fácilmente desde cualquier punto del cercano río o lecho fluvial. Para estos acarreos existían normas concejiles que obliga­ban a los vecinos a participar en la construc­ción de la casa de un nuevo matrimonio.

Lo propio es el ladrillo como apoyo del resto de la fábrica (barro tapial revocado o canto rodado armado con mortero de cal o cemen­to), aunque en pueblos donde disponen de buenos barreales arcillosos prefieren en barro y adobe a la piedra.

En las divisiones interiores se utilizó el tradi­cional encestado o costanas entablilladas y refoscada con barro. Posteriormente se dio paso al tabique de adobe.

La madera ribereña utilizada en construcción es negrillo, chopo y, en menor medida, roble.

Ribera de faenas y acarreos. No todo la construcción riberana queda reducida a la casa o casona. Arquitectónicamente, el paisaje de ribera va más allá de la vivien­da y el pueblo.

...y más

Es frecuente que en la casa de ribera, casa próspera, se alojen dependencias y activida­des que superan o complementan la actividad agraria y ganadera. Así, en su planta baja se acondiciona a veces un comercio, un almacén, bodega de venta...

Los casetos de labranza diseminados en su paisaje agrario son una constante en estos pueblos. En ellos se guardan aperos, maqui­naria, útiles y, temporalmente, parte de cose­chas.

Los molinos riberanos son también una supe­ración del arcaico molino de una sola muela, constituyéndose frecuentemente en fábricas de harina. Lo más común en ellos es el ladri­llo y el canto rodado.

Los cerramientos urbanos son de barro (tapias cubiertas por albarda de ramas y tapiñes o albardilla de sólo tapiñes). Los cerramientos rústicos son, salvo excepciones, sebes vegeta­les armadas con árbol y matorral (espino, endrino, zarza...) que han desaparecido en los lugares donde la concentración parcelaria ha sido arrasadora.

Las bodegas son frecuentes en todas las ribe­ras bajas donde la proximidad del secano per­mite la plantación de viñas.

Dispersos en el campo, aparecen palomares en las riberas del sur y majadas o apriscos de ganado ovino en montes de pastoreo.

Alma del pueblo

La casa de ribera es la primera influencia urbana en los pueblos leoneses, una adapta­ción de los gustos cultos a la vivienda tradi­cional. Se busca la calidad de materiales conjugando a la vez ladrillo, barro y canto rodado, esmerando la albañilería y consi­guiendo una estética característica con las diferentes coloraciones de sus materiales.










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jueves, octubre 19, 2006

Casas omañesas

Cruce de geografías y culturas. Omaña es comarca de transición y mestizaje de pueblos y paisajes. Vida y hábitos de montaña. Gobierna el frío y determina sus construcciones.

el lugar

La comarca omañesa se encuentra acaballada entre el Luna, Babia, Laciana y el Bierzo sin­tetizando en muchas formas las características de todas ellas.
De la naturaleza del suelo, de la tierra, surgen las casas. La geología omañesa es un conjun­to de piedra pizarrosa (pizarras arcillosas y areniscas) que alternan con otras formaciones cuarcíticas, materiales devónicos, margas y dolomías.
Su clima es intemperante, frío y menos lluvio­so que en la montaña contigua, aunque el fondo del valle omañés se suavizan los rigores dado su cerramiento y extrechez.

La economía tradicional se ha sustanciado en la ganadería ovina y vacuna con una agricul­tura complementaria de cereal de secano, pra-derío en la artesa del valle y huertas de corto ciclo como base de autoabastecimiento doméstico.
La ganadería ovina se complementó histórica­mente con la llegada de rebaños de merinas trashumantes en puertos de pasto veraniego del norte omañés.

Aunque la agricultura y pastoreo tradicional deforestaron gran parte de la comarca, Oma­ña presenta aún buenos paños de robledal superviviente por lo general en las laderas norte de sus montes.

La despoblación de Omaña ha afectado en los últimos años a más del cuarenta por ciento de sus habitantes.

Sin tener características específicamente propias, la casa omañesa, al igual que la comarca, es un resumen de la casa montañesa, lacianiega y berciana. En esta síntesis radica su personalidad.

las casas

Pese a que el tópico hace radicar la palloza y las casas de teito en otras comarcas leonesas de renombre (Bierzo y Aneares), lo cierto es que Omaña es la zona que mejor y mayor número de casas teitadas ha conservado hasta nuestros días.

La casa de teito omañesa suele ser rectangular, de una sola planta y en ella se integraban uno o dos cuartos de vivienda junto a las estancias estrictamente ganaderas. Actualmente son escasos los ejemplares que se mantienen en buenas condiciones y en ningún caso se utili­zan como vivienda, sino como construcción complementaria.

La casa de teito evolucionó hacia las dos plan­tas, cambió la paja de centeno por la losa pizarrosa irregular y estableció la vivienda en la planta superior, dejando la inferior para cuadras y ganados menores. Dispone por lo común de corral interior y en sus fachadas es frecuente la aparición de corredor tableteado al que se accede por escalera de patín y bajo el cual se establece un breve pórtico en el que alojar carros, leñas o aperos.

Omaña presenta el mayor número de casas en planta de L o de U (en ocasiones incluso Z) que recuerdan la pretendida casa semicircular de Laciana (cuya existencia aún está por demostrar).

La condición hidalga de la comarca hace refle­jar en la casa popular elementos cultos como portones de arco, dinteles o piedras de sillar angulando y conformando puertas y ventanas que pueden conciliarse con el escalonamiento tradicional de testeros a base de losas piza­rrosas.

Piedra y roble. La tierra omañesa lo da, La casa, una vez más, es una sublevación del suelo que convierte la peña en albergue.

Los materiales

A simple vista o a vista de pájaro, los pueblos omañeses se diferencian por sus tejados (al sur manda la teja; el norte es imperio de la pizarra). En medio de ambos subsisten las tra­dicionales y arcaicas construcciones de teito, es decir, techadas con cuelmos de paja de centeno.

Muros de vivienda, tapias o cercas se arman con piedra pizarrosa, laja generalmente menu­da, que se casa con mortero cíe barro y cal y, en ocasiones, en seco, dada la fácil encuader-nación de estas piedras aplanadas (cierres de muretes y linderos, sobre todo). Estos esquis­tos se refuerzan en ocasiones con sillares de arenisca dorada o caliza gris.

Las piedras de losa se reservan para cubrir muros, a modo de albarda, o para escalonar los testeros.

También suele verse mezclado con la piedra dominante el canto rodado de lecho fluvial (por ejemplo, Valdesamario).

La madera, fundamentalmente roble, se utiliza en la armadura de la casa y en toda su car­pintería (contracercos que hacen de dintel o jambas, así como en forma de tabla para cerrar corredores, petos o entrepaños).

La paja de centeno fue el elemento más usual en la cubrición de casas. Para la preparación correcta de este material era necesario su sie­ga manual y una conveniente disposición de los cuelmos y sus ataduras (vilortas de la mis­ma paja o ramas mimbreras).

La piedra sobre piedra no acaba en viviendas y pueblos. La arquitectura tra­dicional omañesa sigue sendas y aleja­mientos para estar presente en cada mirada del paisaje.

...y más

La vocación histórica ganadera de la comarca hace aflorar en sus zonas de pastoreo majadas y apriscos, cuya fábrica no difiere en materia­les y estilos de las casas y pueblos. Sus formas y plantas son irregulares y las hay de todo tipo (cuadrangulares, redondeadas), completándo­se a veces con una choza (no chozo) que alberga al pastor y sus enseres.

Cuadras y estancias para el ganado no siem­pre se integran en la vivienda, de modo que pueden verse en ocasiones en las afueras del pueblo. Este uso ganadero ha permitido per­vivir hasta hoy los últimos restos de la casa de teito.

Los pozos son una construcción singular en Omaña, al tener que construirse por la esca­sez de manantiales. Alojados en el interior de las viviendas, se ultiman con peto y brocal de piedra, se cubren con tabla o losa y, por lo general, disponen de tejadillo de pizarra (de una o dos aguas) que aloja la polea.
Existen muy pocos casos de palomares en la comarca (sólo tres en la zona sur y todos de forma circular con tejado a un agua y de solo un recinto).

Los colmenares fueron actividad económica complementaria y se defendían con un múre­te circular de piedra.

Molinos de una sola piedra, alguna fragua y herraderos completan el arcaico paisaje arquitectónico de la comarca.

Alma del pueblo

La norma del cruce y del encuentro define la casa omañesa. Resumen de comarcas vecinas: Bierzo, Laciana, Babia, Luna, Riberas... Sínte­sis de estilos y culturas. Arcaísmos, rasgos hidalgos y evoluciones cultas se concilian en el paisaje de pueblos omañeses. Sin tener ras­gos específicos propios, la casa omañesa tiene su personalidad en un bello eclecticismo.










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Arquitectura tradicional

Arquitectura popular en las comarcas de la región leonesa

Arquitectura tradicional leonesa: ver y aprender


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miércoles, octubre 18, 2006

La lengua de los leoneses

Hablar hoy de la existencia de una lengua propia en la tierra de León, suena a algunos de sus habitantes como una afirmación grotesca, casi a un juego de niños, una infantil práctica de imitación de la situación de otras zonas de España como Cataluña, el País Vasco o Galicia. Es como si en la lucha por tener "más identidad" de significarnos en el campo político nos lanzásemos a una desafortunada "invención" de situaciones extrañas e impropias de nuestra tierra.

Pero lo cierto es que si hoy una gran parte de la población leonesa desconoce la verdadera situación lingüística de León, no es por que no se haya demostrado científicamente la existencia de una modalidad lingüística diferente del castellano en las tierras leonesas, o porque los hablantes de ella no tengan conciencia clara de su peculiaridad lingüística. El motivo principal es que la mayoría de la población leonesa es actualmente monolingüe de castellano, frente a la situación de principios de siglo donde cerca del 90 por ciento de la población usaba habitualmente el leonés. Un segundo motivo es que esta población utiliza en el castellano que habitualmente emplea, todo tipo de giros, préstamos y léxico procedente del leonés, haciéndolos propios y no advirtiendo que no serían entendidos por un hablante normal de castellano. De este modo cuando estas personas oyen hablar leonés, perciben algo parecido a lo que ellos mismos conocen, pero sólo les llama la atención aquellas cuestiones que se escapan a su compresión, desarrollando la idea de que en tal o en cual sitio, simplemente "hablan mal" o " medio gallego".

Y es que otra de las razones de la desidentificación de los leoneses con su lengua autóctona es que, en las últimas décadas, la educación castellanista recibida por nuestras gentes ha desarrollado la falsa idea de que todo "lo que se hable raro" en León , si no es castellano, simplemente se trata de gallego.

Este ejercicio irresponsable no tiene ninguna base científica como veremos. Lo cierto es que la lengua de amplísimas zonas de León no se caracterizan precisamente por los rasgos morfológicos y sintácticos del gallego.

La percepción de científicos y estudiosos de la singularidad lingüística de amplias zonas situadas entre Castilla y Galicia es muy antigua. Existen referencias literarias muy abundantes sobre la "rusticidad" y peculiaridad de las hablas populares de Asturias, León y Zamora desde el siglo de Oro, llegando incluso a constituirse en. un verdadero recurso literario la utilización del leonés en las obras castellanas.

En el siglo XIX investigadores como Morel Fatio, Gessner o Hanssen se acercarían con interés al sistema lingüístico de estas zonas, en otro tiempo solar original de todo un Estado medieval: El Reino de León. Algunos otros como Erik Staff, de la Universidad de Uppsala, investigarían a través de la documentación, su situación medieval, y otros como el portugués Leite de Vasconcellos, llegaría a descubrir la pervivencia de su dialecto más meridional nada más y nada menos que en las tierras portuguesas de Miranda do Douro.

Sin embargo no sería hasta Menéndez Pidal, cuando la ciencia aplicaría de un modo definitivo una visión de conjunto a diasistema asturleonés. El famosísimo investigador, descubridor del "Cantar del Mió Cid y autor de innumerables trabajos de historia y filología, publicaría en 1907 un extenso artículo en el que aportaba una visión de conjunto sobre las hablas del antiguo Reino de León, y en el que consagraba una expresión de origen erudito para referirse a la lengua autóctona de este territorio: el dialecto leonés.

El trabajo de Menéndez Pidal despertó el interés de multitud de filólogos, etnógrafos, historiadores y eruditos locales que se lanzaron a la descripción de las hablas de cada valle y montaña. En ocasiones tal carrera llevaba a la búsqueda en cada lugar de aquello que no estuviera recogido en ningún otro trabajo ni vocabulario, lo que contribuyó a alimentar una idea de excesiva heterogeneidad dialectal.

Los trabajos de Fritz Krüger, lingüísticos y etnográficos, "El habla de Babia y Ládano" de Guzmán Álvarez o los de Concepción Casado sobre Cabreira, podrían mencionarse entre los de orientación científica, pero también surgieron otros como "Cuentos en dialecto leonés" de Caitano A. Barden o "Entre Brumas" de José Aragón y Escacena, en los que la literatura pretendía servir a la descripción de la lengua de estas tierras.

¿Por qué decimos que existe una lengua diferente?

Sí decimos que el leonés es diferente, un sistema lingüístico autónomo, es porque no depende de ningún otro y porque utilizando un método contrastivo podemos llegar a su diferenciación.

Lógicamente esta diferenciación no nos será de momento productiva si la establecemos frente a lenguas habladas a miles de quilómetros como el rumano, aunque el método que empleemos nos llevará a las mismas conclusiones respecto al rumano que respecto al castellano, gallego o catalán.

De entrada tenemos que decir que todas estas lenguas tienen en común el tratarse de lenguas romances, es decir, ser sistemas evolucionados del latín. De este modo las diferencias se encontrarán en cómo cada de una de ellas transformó el latín impuesto por las legiones romanas en un amplísimo territorio europeo.

La evolución podría ser diferente en el plano fónico, pero también en los planos morfológico, sintáctico y, cómo no, léxico. Así, por ejemplo, para la formación del comparativo de superioridad la distinción entre algunas de las lenguas romances se encuentra en la diferente elección entre dos palabras latinas de igual significado. Rumano, catalán, castellano gallego-portugués (lo que en ocasiones se denomina com Romanía marginal) tomaron la partícula "magis" llegando a la formas "mai", "mes", "más" y "mais” respectivamente, mientras que (italiano y el francés (la Romaní central) serían continuadores de término "plus" llegando a las forma "piü" y "plus".

Como podemos ver, además de la elección de una u otro forma, cada idioma transformó la palabra original modificando sustancialmente su pronunciación. Esa marca, ese "trazo lingüístico" esa forma casi matemática, con la que una lengua transforma un grupo fónico del latín de una forma que la distingue frente a las otras es la que deberíamos buscar para en centrar las diferencias más profundas.

De este modo para trazar por ejemplo, la. distinción entre el leonés y el castellano veríamos como del original latino "faceré", el castellano se caracteriza por eliminar la pronunciación de la "f-" como en todas las palabras latinas con la misma condición, es decir, tener en posición inicial de palabra una "f-". Frente a ello, el leonés, como otras lenguas romances, conserva la "f-" diciendo "facer".

Otro caso sería cuando una palabra latina presenta lo que se denomina un grupo -lj-, como "mulierem" (mu-lí-erem). El castellano llega en este caso a una "-j-" (mujer), mientras que el leonés tendrá una "-y-" (muyer). La suma de uno, otro y otro trazo lingüístico, oportunamente representados sobre el mapa, los últimos puntos donde la solución deja de ser una en concreto y pasa a ser otra, nos dibujaría profundas fronteras lingüísticas que aislarían los territorios donde se habla leonés, castellano o catalán.

Frente al gallego, también marcados trazos lingüísticos diferencian al leonés. Como vimos hace un momento, el leonés, el gallego y otras lenguas romances mantendrían la "f-" latina frente al castellano. Sin embargo gallego y leonés se diferencian en el tratamiento de determinadas vocales del latín.

El idioma de Cicerón, poseía una distinción entre vocales largas y vocales breves, es decir que tenían un valor distintivo según su duración al pronunciarlas. Cuando una "o" o una "e", breves estaban en posición tónica ("portam", "ferrum"), el leonés convierte estas vocales en diptongos: generalmente "ue" para. el caso de la "o", y "ie" para el caso de la "e". De este modo se formarán las palabras "puerta" y "fierru", frente al gallego, caracterizado por la adiptongación, que dirá "porta" y "ferro".
Como vemos los trazos lingüísticos pueden ser con partidos: en un caso leonés y gallego conservan la "f-", y en otro leonés y castellano diptongan, mientras que el gallego no. Pero sin embargo no siempre es así.

Un rasgo que distingue al leonés frente al gallego y al castellano, es el tratamiento que hace de la "l-" en posición inicial. Los idiomas vecinos no la modifican, mientras que el leonés, la palatiza, convirtiéndola en una "ll-". Así, del latín "lupum" y "larerrí", el gallego y el castellano llegarán a "lobo" y "lar", mientras que el leonés lo hará a "llobu" y "llar".

Estos trazos, y otros muchísimos más, fueron los que Menéndez Pidal seguiría para la determinación del dominio románico astur-leonés, y que sirven también para trazar los límites del dominio gallego-portugués, catalán, castellano, francés, etc...
No obstante la situación en países como España es especialmente compleja. Al existir una lengua de prestigio, oficial de todo el Estado, ésta se superpone a todas las regionales, dificultando en ocasiones la determinación de fronteras lingüísticas.

¿Se habla igual en todas partes...?

El mismo procedimiento que nos sirvió para determinar la frontera entre las lenguas nos serviría para marcar las diferencias entre dialectos.

Entendamos que un dialecto no es más que una variedad territorial de una lengua y que en consecuencia todas las lenguas están en realidad constituidas por un conjunto de dialectos.

Si tomásemos el castellano podríamos comenzar a realizar divisiones y divisiones en función de diferentes rasgos, aislando dialectos con mucha personalidad, frente a otros difícilmente distinguibles de la variedad literaria de esta lengua.
De este modo veríamos como el castellano tiene muchas formas diferentes de pronunciar la palabra "castillo": la más corriente "castiyo", con confusión de la "y" y la "ll", ya prácticamente general en este idioma; la minoritaria "castillo", no yeísta; y otras como "cahtiyo", "cattiyo" o "catiyo".
Un caso especialmente significativo en castellano es el de "seseo". Aunque la variedad literaria de este idioma recoge pronunciación "c" para palabra como "cerca" o "cazar", lo cierto es que prácticamente el 95 por cien de los 300 millones de hablante de castellano, dicen "serca" "casar".

En el leonés los dialectos podrían clasificarse, en función de sus características fónicas, en tres grandes bloques:

El bloque occidental, de los dialectos del occidente de Asturias, León, Zamora y de la comarca portuguesa de Miranda do Douro, y el de poblaciones como Rionor o Guadramil. Se caracteriza, frente al bloque central, por la conservación de los diptongo decrecientes "ou" y "ei", como "caldeiru" y "cousa". Se trata de bloque de mayor extensión territorial.

El bloque central, agrupa a los dialectos de la zona centro de Asturias y a los de la comarca leonesa de Argüeyos (no Arguellos) Frente al bloque occidental reduce los diptongos decrecientes "calderu" y "cosa". Aunque su extensión territorial es menor, al tratarse de la zona más poblada de Asturias, es la variante que más hablantes tiene. Se supone que en el pasado debió extenderse ampliamente por las tierras centrales de la provincia de León, pero en la actualidad, estas zonas sólo presentan restos léxicos y determinados usos lingüísticos acordes con su pasado.

El tercer bloque, u oriental, agrupa los dialectos del oriente de Asturias y de la cornisa nororiental de la provincia de León. Su principal característica es que, como si un habla de transición al castellano se tratase, comienza a aspirar la "f-" en posición inicial dando lugar a términos como "haba" o "hacer".

De todas las variedades de una lengua una se constituirá en modelo literario. Será la que se utilice para redactar documentos o para hacer literatura. En ocasiones, en su formación, y en un proceso largo y complejo en el que la autoridad estatal tiene mucho que decir, se tomará las características de un dialecto concreto, normalmente el más hablado. Pero en otras, el modelo representará a dialectos minoritarios, al gusto de determinados grupos sociales, al capricho de los literatos, dotando a la variedad literaria de cierta artifíciosidad que la aleja del habla real.


Mapa de isoglosas del dominio lingüístico asturleonés.

Se trata de un sector del mapa lingüístico de la península ibérica publicado por Ramón Menéndez Pidal en su "Orígenes del español”. En el mismo se puede observar con trazo discontinuo el límite político del" Reino de León y la acumulación de líneas que forman nítidas fronteras lingüísticas frente al castellano y al gallego.

También se observa con nitidez las líneas que separan a los tres bloques dialectales del asturleonés.

Y... ¿cómo llegó a formarse? El leonés es fruto de un largo proceso de transformación iniciado en el mismo momento en que el latín fue introducido en nuestras tierras.

De entrada deberíamos advertir que la lengua que se habló en Híspania, no era el latín que denominamos "clásico" en que Horacio o Virgilio nos dejaron sus mejores páginas, sino el llamado "vulgar" que utilizaba el pueblo y los militares. No obstante el latín también tenía sus dialectos, y no era el mismo el hablado en Roma que en cualquier otro punto de Italia. Su Imperio, era una vasta extensión en la que desde un principio existieron profundas diferencias lingüísticas y en el que los sustratos de los distintos pueblos que habían sometido actuaron de diferentes manera transformando la nueva lengua que los romanos traían consigo.
Además, no imaginemos escuelas de idiomas ni centros de alfabetización, donde los indígenas eran recluidos hasta que las declinaciones se les metieran en la cabeza. El proceso de sustitución lingüística fue muy largo, e incluso es posible que en muchas zonas de España, el abandono de la lengua prerromana no se realizara favor del latín, sino ya de alguna lengua romance.

La sustitución seguiría un mecanismo muy similar al que hoy día podemos observar en zonas de minorización lingüística y cultural. El latín reportaría mayores ventajas sociales e incluso legal (llegó a ser requisito para conseguir la ciudadanía) que las lenguas locales, seguramente sometidas un importante desprestigio por parte de la capas sociales superiores.

Pero, como ya hemos visto la adquisición del latín, en un proceso de aprendizaje imitativo, se realizaría con modelos que no eran los de la corte imperial. Funcionarios, militares, comerciantes hablantes todos ellos de un latin provincial impregnado de préstamos de diferentes lugares era la situación de partida para la formación de los nuevos idioma; romances.

En este punto las diferencias culturales y lingüísticas de los pueblos de la Hispania prerromana harán un papel muy importante da uno interpretará el código lingüístico latino de una manera diferente, probablemente incluso en la imposibilidad de adaptar unas de sus características. Por ejemplo la diferencia existente entre el gallego y el leonés, y que en páginas anteriores pudimos versada en la diptongación o diptongación suele explicarse como consecuencia del sustrato posicicional. Los pueblos galaicos, irían capaces de adaptar la pronunciación de la o breve y la e breve, en posición tónica, mientras los pueblos ástures y cántabros necesitarían adaptar su pronunciación dando lugar a la diptongación.

Precisamente los astures sustituirán la base cultural que dará lugar al nacimiento del leonés. En este nombre se denomina a un "conjunto de tribus más o menos homogéneas a las que los romanos, después de la conquista, agruparon en el denominado "conventus asturum", una unidad administrativa de larguísima trascendencia, y que confinará la identidad de los habitantes de esta zona. El territorio ástur ocupaba gran parte de Asturias (curiosamente el territorio ocupado día por los dialectos centrales y occidentales), prácticamente toda provincia de León, el noroeste de Zamora (hasta el Esla) y el cuadrante nororiental de Portugal donde hoy todavía se mantiene la lengua y la cultura leonesa).

Este espacio territorial se figurará en reino independiente a lo largo de la Edad Media, tras la oscura y complicada etapa en la Antigüedad Tardía, en la que soportó la dominación sueva y en la que tenemos datos de su difícil sometimiento al poder visigodo.

Con la aparición del "regnum asturorum", después conocido como "Reino de León", la lengua comenzaría a manifestarse documentalmente, aunque inicialmente no exista una conciencia clara de hablar otra cosa que no sea latín. Será con la "reforma" del latín promovida desde centro-Europa, cuando los habitantes de los diferentes reinos de España comprendan que el latín era otro idioma muy distinto y comiencen a llamar al propio "romance", mostrando al tiempo una evidente necesidad de evolucionar en los sistemas gráficos empleados en el pasado para adecuarlos a los nuevos idiomas ya plenamente conformados.

Así comenzarán a parecer textos conscientemente escritos en "romance", frente a otros, más formales y solemnes que seguirán utilizando el latín.

Pero el Reino de León será además una estructura política expansiva que en consecuencia llevará su lengua y su cultura a zonas más al sur de donde se configuraron originalmente. Estos territorios, con experiencias lingüísticas propias, sufrirán un proceso de sustitución incompleto, pues poco después iniciarán un rápido proceso de aculturación castellana, que dejará tras sí algunos vestigios de su pasado leonés, al contrario que en el territorio constitutivo donde la presión castellanizante no evitaría que la lengua se mantuviese viva.


Pero... ¿no es sólo un dialecto?

La terminología dialecto era habitual a principios de siglo para referirse a todas las lenguas de España: catalán, gallego o vasco, no eran más que dialectos respecto al castellano, que se consideraba lengua. Esta concepción etnocentrista, propia del XIX, pretendía establecer una valoración, claramente subjetiva, y ordenarlas como lenguas de la y lenguas de .Hoy día sin embargo los argumentos de este tipo son políticamente mucho más interesados, y nada tienen que ver con lo que en Lingüística es asumible. La entidad lingüística del leonés o asturleonés ha de ser advertida en tres aspectos diferentes: el del código o sistema, el geográfico y el evolutivo.

El asturleonés tiene entidad como código lingüístico diferenciado. Como hemos podido observar en páginas anteriores, los lingüistas podrían clasificar los diferentes trazos lingüísticos (fonológicos, morfológicos, gramaticales y léxicos) estableciendo conjuntos entre los que estaría el leonés.

El leonés tiene entidad geográfica pues si trázaseme sobre un mapa líneas imaginarias (isoglosas) que dividiesen las áreas donde encontramos un determinado trazo lingüístico aislaríamos un territorio propio para asturleonés.

El leonés tiene la misma entidad histórica que otras modernas lenguas románicas de las que no se pone en duda si entidad lingüística. El leonés como el rumano, el catalán o el portugués, acumula un importante número de transformaciones lingüísticas en el mismo periodo de tiempo (más de mil quinientos años) y a lo largo de la historia ha mostrado la misma entidad que la otras. De hecho todas ellas son resultado del mismo nivel de cronología evolutiva, y en el fondo "hermanas" unas de otras.

Pero a lo largo de los últimos años se han desarrollado mentalidades que han negado la entidad lingüística del asturleonés, utilizando criterios absolutamente rechazables desde el punto e vista lingüístico y únicamente defendibles como argumentos políticos o ideológicos. Si yo la entiendo ¿cómo puede ser una lengua diferente?.

Lingüistas como Coseriu o Hudson han advertido de la falsedad de este argumento. ¿Dónde está el límite de la incomprensión?. Un danés y noruego se entienden entre sí, pero nadie duda que ambos hablen lenguas diferentes. Las lenguas en contacto lógicamente han de parecerse más que otras muy alejadas, pero aún así... ¿Acaso hay un leonés, sea hablante de este idioma o no, que no sepa lo que significa la palabra "gochu" o la expresión "¡cómo me prestar!"? Sin embargo un castellano no la entendería. Lo que nos debe hacer pensar en que en la "intercompresión" hay que darse cuenta de que existe el factor del gran número de leoneses castellanohablantes que utiliza inconscientemente léxico leonés.

¿Cómo puede ser lengua si la habla muy poca gente?

Y entonces... ¿a partir de que número un sistema lingüístico es lengua?. Recordemos que el romanche o el islandés, no tienen ningún problema para ser reconocidos como lenguas, pero en realidad son habladas por menos personas que el asturleonés.

¿Cómo puede ser lengua si no tiene gramática?.

El que una lengua disponga de variedad normativa o no, nada tiene que ver con su entidad lingüística. Según eso el catalán no sería lengua hasta 1.912, pasando de la noche a la mañana de dialecto a lengua. En realidad el que los hablantes de una determinada lengua reconozcan una variante normativa tiene más que ver con la escolarización en su propia lengua, y por tanto en decisiones de tipo político. Además la primera gramática escrita del asturleonés es de 1.869 (Junquera-Huergo).

¿Cómo puede ser lengua si no está reconocida oficialmente?

Este argumento se contesta prácticamente solo, pero quizás sea mejor citar la Declaración Universal de Derechos Lingüísticos: "Esta Declaración considera inadmisibles las discriminaciones contra las comunidades lingüísticas basadas en criterios como su grado de soberanía política, su situación social, económica o cualquier otra, así como el nivel de codificación, actualización o modernización que han conseguido sus lenguas". Pero además, si Francia conquistara mañana toda España y declarara la oficialidad del francés... ¿"Científicamente" dejaría entonces el castellano de ser una lengua?.

¿Cómo puede ser lengua si no tiene literatura?

Realmente sí que existe literatura en asturleonés. Por ello algunos han comenzado a hablar de la necesidad de una "literatura de peso", pero... ¿quién posee la vara de medir?. Eso es lo mismo que decir que uno sólo es persona si sabe leer utilizando un determinado alfabeto.

¿Y tiene una literatura propia...?

El leonés tiene una larga tradición literaria que se remonta a la Edad Media. En la época de mayor esplendor del Reino de León, el leonés debió tener una fecunda producción literaria, aunque durante siglos el prestigio de la lengua galaicó-portuguesa en el terreno de la lírica recortaría las posibilidades de desarrollo literario. De esta época se conservan obras como el Libro de Alexandre, la Disputa de Elena y María, el Poema de Alfonso Onceno o la Estoria del Rey Guillelme, pero además conservamos multitud de textos legales y notariales, como la versión romanceada del Líber ludiciorum, el Fueru Xulgu (no el Fuero Juzgo, que es una versión romanceada en castellano), o los fueros locales de Áviles, Oviedo o Zamora. Sin embargo cuando el poder político del reino decayó, el leonés fue paulatinamente dejándose de utilizar de manera escrita y arrinconándose al uso oral. En este ámbito debió existir una tradición más o menos importante en canciones y romances, que algún resto nos ha dejado en el cancionero popular. Durante siglos las condiciones sociales y económicas fueron ni mucho menos las necearias para la aparición de literatura moderna. Tendrá que ser en el centro de Asturias, con la mayor desarrollo comercial, una burguesía más o menos acomodada y con una Universidad desde principios del Siglo XV donde será posible la aparición autores modernos. Efectivamente, en 1.639 con motivo del traslado de las reliquias de Santa Eulalia Mérida a Oviedo, se convocó un certamen literario que ganaría un clérigo, Antón González Reguero con una obra escrita en el dialecto de la zona. Desde entonces son muchos los autores que en ese entorno cultural ovetense desarrollarán una literatura en astur leonés. Entre los nombres cabe consignar el de la hermana de mismísimo Gaspar Melchor de Jovellanos, Josefa. El conocidísimo ilustrado gijonés fomentaría además la creación de una Academia y la redacción de un diccionario y una Gramática.

A lo largo del XIX, surgen un amplio número de autores como Caveda y Nava, Teodoro Cuesta o José María Acebal, e incluso se ensayará la traducción, en tierras leonesas, de algunos pasajes del Evangelio.

Pero en León, y en otras zonas periféricas del dominio lingüístico asturleonés, la diferente situación social no favorecía la aparición de autores. Conocemos algunos textos leoneses del XIX, pero no será hasta principios del XX, cuando tengamos un libro publicado: "Cuentos en dialecto leonés" de Caitano A. Bardón. Posteriormente surgirán otros textos, como "Entre Brumas" de Aragón y Escacena, en 1.920, o los cuentos de Luis Cortés y César Moran.

En el occidente de Asturias, el inferior desarrollo frente a las zonas centrales será mitigado por la aparición de la figura más importante de nuestra letras: el padre Galo Fernández. El poeta de Cadavedo pretende construir un modelo literario, ensayando granas que sirvan a los diferentes dialectos, y además posee una idea muy clara de la unidad lingüística de Asturias, León y Miranda:

(Donde Miranda a Llu.ba.rca. / De riu Navia a riu Nalón / Viva la fala gloriosa / Del gran reinu de Lliyón.)

El resto del siglo XX nos mostrará un goteo persistente de títulos y autores. Pero será en los setenta, cuando la producción literaria despegará definitivamente con la incorporación de nombres como los de la leonesa Eva González, Manfer de la Llera o Manuel Asur.

En 1.996 se publicará el titulo colectivo "Cuentos de Llión" en el que firmaban ocho autores leoneses. Se trataba de uno más de los más de cien títulos que cada año se están publicando en este momento. Una buena situación que se hace extensiva a toda la producción editorial, destacando traducciones de autores como Shakespeare y Goethe y la edición semanarios y revistas.

¿Todavía se habla hoy en día...?

Hoy el leonés es una lengua hablada todavía por muchísimas personas, aunque León es precisamente el territorio en la que peor situación se encuentra.

En Asturias una encuesta sociolingüística del Principado de Asturias arrojó la cifra de 400.000 hablantes en ese territorio, teniendo especial importancia los dialectos centrales, dado que en esa zona es donde se concentra la mayoría de la población asturiana. El Estatuto de Autonomía de ese territorio reconoció su existencia al afirmar "que el bable gozará de protección. Se promoverá su uso, difusión en los medios de comunicación y su enseñanza, respetando, en todo caso, las variantes locales y la voluntariedad de su aprendizaje". Hay que decir antes de nada que el "bable" no es una unidad dialectal frente al resto de los dialectos del asturleonés. No se trata de más que de uno más de los muchos términos existentes para referirse al conjunto de la lengua y que cuajó especialmente en algunos ámbitos intelectuales de Asturias (no es cierto que sea un término popular), pero del que también tenemos alguna constancia histórica de su uso referido a León.

En Portugal, en el municipio de Miranda do Douro, en algunos pueblos del de Vimioso y en otras localidades del norte como Rionor y Guadramil, el leonés es hablado por cerca de quince mil personas. Recientemente, en 1.998, el Parlamento Portugués, especialmente preocupado por su protección, aprobó por unanimidad su declaración como lengua oficial de los ayuntamientos de Miranda do Douro y de Vimioso. Éste, sin duda, es el más alto grado de reconocimiento que nuestra lengua ha gozado desde la Edad Media. En León, la asociación Facendera pola Llingua calcula que existe un mínimo de 25.000 hablantes. La cifra es resultado de un estudio estadístico basado en el uso lingüístico apreciado en las diferentes comarcas leonesas en las encuestas y trabajos realizados por la asociación. No obstante hay que recordar que la especial situación de minorización por la que atraviesa esta lengua dificulta enormemente su estudio y la encuestación. En Asturias, por ejemplo, antes de adoptarse las primeras medidas de protección del idioma, el número de personas que reconocían en las encuestas el uso de esta lengua era significativamente inferior.

Además hay que decir que prácticamente el 95 por ciento de la población leonesa utiliza habitualmente léxico y giros propios del asturleonés. En el proceso de sustitución lingüística, especialmente activado con la escolarización durante este siglo, muchos de los rasgos de nuestra lengua han quedado refugiados dentro del castellano, por lo que los leoneses no los aprecian como distintos y "extraños" realmente al castellano que se pueda hablar en territorios donde esta lengua e¿ realmente un sistema de comunicación autóctono.

Otro problema es que los hablantes de este idioma presentan una mentalidad diglósica. Al tratarse de individuos bilingües (asturleonés como lengua materna y castellano como lengua aprendida) se produce una especialización funcional de ambas, utilizando una u otra en función del contexto social.

Esto supone que cuando gente foránea llega a los pueblos donde se conserva el idioma autóctono es corriente que el hablante, en palabras del filólogo Ramón d'Andrés, "adopte una actitud lingüística de inhibición ante un desconocido o a un "superior" sociológicamente". El hablante de asturleonés va a reducir la utilización de la lengua al ámbito familiar, discriminándola de otros como la relación con instituciones, gente de otros pueblos, y en ocasiones límites de destrucción lingüistica, incluso con los propios vecinos, máxime cuando las ideas inculcadas desde la escuela son de que ésta no es un lengua autónoma y con prestigio, sino una forma de hablar ridicula y "desviada".

Esto dificulta la percepción de la lengua por parte del particular, pero también resulta un serio inconveniente para el desarrollo de las investigaciones de los estudiosos. La decana de Facultad de Filología de la Universidad de Oviedo, la profesora Ana Cano lo expresaba muy en su estudio sobre el dialecto de Somiedo:

"Hay que tener en cuenta que en más de treinta pueblos yo era prácticamente una desconocida y la reacción de los posibles informantes no fue favorable en todas las ocasiones. Y ello se debe a ese hecho de carácter sociológico y lingüístico a la vez, al que ya he hecho referencia: como el hablante del dialecto considera que utiliza un lenguaje que es una corrupción de otros superiores, piensa que cualquier investigación sobre su modo de hablar tiene como finalidad burlarse de ellos. Esta prevención inicial en ocasiones es dificil de vencer, y entonces el investigador tiene que valerse de variados recursos para conseguir la información buscada. Incluso, a veces, no queda más remedio que cambiar de interlocutor y buscar a alguien que se avenga a informamos".

¿Qué podemos hacer por la "llingua"...?

El futuro de nuestra lengua autóctona es algo que nos tiene que empeñar a todos los leoneses. Hay que darse cuenta de que el leonés es un verdadero tesoro con trascendencia, no sólo cultural, sino también social y simbólica. Muchas personas ven día a día vulnerados sus derechos lingüísticos y recortadas sus posibilidades de promoción social por la falta de reconocimiento y de protección por parte de las instituciones. La asociación cultural "Facendera pola Llingua" emprendió en 1.994 una dura tarea de reivindicación con el objetivo de construir una conciencia social mayoritaria en favor de su defensa y promoción. Con este fin ha organizado ya decenas de cursos en las principales localidades leonesas, jornadas de trabajo, ciclos de conferencias, charlas y mesas redondas... pero tampoco ha olvidado el estudio e investigación sobre la situación dialectal y social, promoviendo la publicación y difusión de los datos obtenidos y la colaboración con otros colectivos y publicaciones.

La tarea realizada está llevando a que muchos leoneses comiencen a valorar uno de los aspectos más importantes de nuestra tradición cultural, y a que poco a poco la conciencia social que se va conformando vaya teniendo repercusiones políticas y legales. Así, el Estatuto de Autonomía de Castilla y León, en su última reforma, reconoció que junto al castellano y al gallego, hablado por unas 5000 personas en los ayuntamientos más occidentales de la actual comarca de El Bierzo (pero lengua oficial en Galicia), la existencia de "otras modalidades lingüisticas" que deberían ser objeto de protección.

En desarrollo de lo anterior algún partido de ámbito estatal ha manifestado su intención de apoyar la promoción del uso del idioma, pero aún queda por concretar cómo se materializaría esta actitud favorable.

El futuro del leonés no se garantiza recogiendo sus voces y términos en voluminosos diccionarios dispuestos en as altísimas estanterías de una polvorienta biblioteca. La lengua, como cualquier otro aspecto de nuestra cultura, debe ser un elemento vivo, un motivo de orgullo de los leoneses y un símbolo de nuestra trayectoria histórica. De este modo sería necesario que las Administraciones facilitaran su conocimiento su divulgación, y su estudio, fundamentalmente en aquellas zonas donde la lengua es todavía un elemento importante de intercomunicación y relación social.Los leoneses, los ciudadanos de a pie, podemos hacer mucho porque esto sea así. Con nuestro apoyo consciente, con la participación en los actos reivindicativos y con la colaboración es su difusión estaremos enviando un mensaje claro a nuestro gobernantes: los leoneses tenemos la voluntad decidida de no echar por tierra un patrimonio cultural construido durante muchos siglos de historia.

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